Este post es algo nostálgico y seguro que a los nacidos a finales de los sesenta y principios de los setente les traerá muchos recuerdos. A raíz de los comentarios del post anterior, donde se planteó una “controvertida” polémica acerca de Mazinger Z. Os iré dejando los enlaces al inicio de cada serie, por si a alguien le apetece echar una lagrimita, dibujar una sonrisa, o sentir un cosquilleo en el estómago.
Empecemos por los dibujos animados. El contraste de los dibujos actuales con los de entonces es notable, y si no, veamos…
Heidi: Este fue probablemente el primer culebrón animado de la historia. Recuerdo que lo hacían los sábados (¿o era los domingos?) después del telediario del medio día, y lo veíamos toda la familia, sin excepción. El último capítulo, en el que la niña paralítica, Clara (y no Adelaida, como pensaba yo. Gracias Martha), se levanta milagrosamente de la silla, fue record de audiencia en la época. Si es que en aquellos tiempos, hasta nuestros padres tenían un puntito tierno.
Marco: Este vino justo después de Heidi, y aunque media España estaba pendiente de las aventuras y desventuras de Marco en busca de su madre, que había emigrado a Argentina para dar de comer a la familia, y claro, como no había Internet, ni móvil, ni ná, habían perdido a la pobre mujer, y se va a buscarla nada menos que el niño pequeño! No podía ir el mayor o el padre, tenía que ir el pequeño! A mí siempre me pareció un argumento de lo más surrealista, sinceramente.
Mazinger Z: Este son palabras mayores. Fue la primera serie de robots que se vio en España, y los personajes no tenían desperdicio: El Dr. Infierno, que era malo-malísimo; su lacayo el Varón Ashler, que tenía la mitad de la cara de hombre y la otra mitad de mujer; Sayaka (una chica un tanto pija que pilotaba el robot chica, Afrodita); Koji Kabuto, del que confieso haber estado perdidamente enamorada, y eso que era bastante macarra el chico, el típico macho alfa; Mazinger, un robot al que en cada capítulo le añadían un extra para derrotar al robot malo, que siempre tenía un nombre del estilo “Robot XKJ-16” ; Afrodita, el robot chica, con su famoso “¡Pechos fuera!” (que al parecer es fruto de nuestras mentes calenturientas de la época, porque nadie a encontrado un vídeo donde diga la palabra “pechos”), a la vez que disparaba sus pechos cual torpedos. Esta fue sin duda una serie inolvidable, como sigue siendo inolvidable el grito “¡PUÑOS FUERA!” o “¡FUEGO DE PECHO!
Vicky el Vikingo: Otro clásico. El niño listo y espabilado que se colaba en el barco de su padre, Olaf el Guerrero, que tenía más músculos que cerebro, y conseguía salvar al padre y su barco. El triunfo de la inteligencia sobre la fuerza, era un buen ejemplo para los críos.
Super Ratón y la Hormiga Atómica : Estos los recuerdos juntos, no sé por qué. Quizá porque eran más antiguos y del mismo tipo.
El Coyote: ¡Ay, el Coyote! Un malo que se hacía simpático, obsesionado con el Correcaminos, inventando una trampa tras otra para cazarle, siempre con artilugios Marca ACME. Todo un clásico.
Los Picapiedra, con ese prototipo de hombre bruto, Pedro Picapiedra, muy adecuado para la prehistoria, y su gran amigo Pablo Marmol, con dos mujeres bastante más sensatas que ellos, como no podía ser de otra forma, jejejejeje, y un entorno hecho en piedra con una estética muy lograda.
Barrio Sésamo y Un Globo, dos Globos, tres Globos, que nos acompañaron durante años a la hora de la merienda, y el entrañable “Vamos a la Cama ” de la Familia Telerín , todavía en blanco y negro, que ponían a las nueve de la noche, si no recuerdo mal. Por alguna extraña razón, hace años que desaparecieron este tipo de programas.
Pero además de los dibujos, seguíamos con entusiasmo algunas series de televisión que hicieron historia. Entre las que más me marcaron están estas:
Los Hombres de Harrelson: ¡Buf! Cómo estaban los hombres de Harrelson! Recuerdo todavía una canción que cantábamos en el autobús del colegio, y que decía así: “Los hombres de Harrilson que bien que están, Steve me vuelve loca, qué barbaridad, el negro está camión, y Luca no se tiene de lo bien que está, y Harrelson me va, a los cinco me voy a ligar!”. Con diez años y pensando ya en ligarnos a los chicos.
Starsky y Hutch: ¡Vaya dos! Las chicas estábamos divididas entre el moreno y el rubio. ¿Y el coche? Ese peaso coche rojo supermacarra, que muchos copiaban:
Los Ángeles de Charly: Charly y su harén de chicas policía. La mayoría queríamos ser como la morena superguapadelamuerte o la rubia despampanante, ¡qué tiempos!
Faltan muchos, pero creo que están los más representativos de finales de los setenta, al menos los que más huella me dejaron a mí. Fuimos una generación que creció con Eurovisión y el Un, Dos, Tres, con dibujos animados bastante inocentes, y entre series de televisión con poca violencia, o al menos violencia muy controlada. El concepto de “película de mayores” estaba más arraigado que ahora, y los famosos “rombos” nos daban una medida de la peligrosidad de
Ahora nuestros hijos han visto casi todo a los diez años, y nos encontramos con niños en cuerpos de preadolescentes, que no saben si confesar que siguen siendo niños, o hacer como que son mayores. Y probablemente la culpa es nuestra, por no haber sabido rodearles de un entorno más acorde a su edad y a la realidad de su desarrollo. En fin, haremos lo que podamos para que no se pierdan en este mundo de mayores desorientados.
Hoy me ha dado la vena nostálgica, a veces me pasa, pero en el próximo post volveré al ataque, ¡no creáis! ;)