Aunque parezca mentira, desde que llegué a Alemania sólo he tenido problemas en el Consulado. Aunque pensándolo bien, puesto que el Consulado es un trozo de España en el extranjero, tampoco parece mentira, más bien es lo normal.
Hasta ahora he hecho tres visitas al Consulado: para inscribirnos como residentes en el extranjero, para hacer una solicitud de pasaporte adicional, y ayer mismo para solicitar un certificado de residencia de mi marido. La visita de ayer fue de traca, la segunda me la saltaré porque sería muy larga de explicar y tampoco os aportaría mucho, y la primera os la cuento luego. En todas "pasó algo", normalmente relacionado con la improvisación y la desconfianza típicamente españolas.
Empiezo por la primera, el REGISTRO COMO RESIDENTE. Es un registro teóricamente obligatorio cuando tu traslado no es temporal, pero como nadie lo controla ni hay ningún tipo de penalización por no inscribirse, hay gente que lo hace. Por eso las estadísticas de españoles que han emigrado no son reales y se quedan siempre cortas.
Puedes hacer dos tipos de registros: provisional por un año, que tienes que renovar si sigues aquí, o definitivo, que es el que hemos hecho nosotros. La documentación se puede encontrar a través de la web del la Embajada de España en Berlín:
Desde ahí hay un enlace a los Consulados:
Se indica expresamente: "Los
españoles residentes en el extranjero deben inscribirse en el Registro de
Matrícula Consular correspondiente a la demarcación en la que tienen su
domicilio. La inscripción les permitirá renovar su documentación, poder
acreditar que se es residente en el extranjero y participar en los procesos
electorales que se convocan en España, salvo en las elecciones municipales." y "Se aconseja a los españoles que se encuentran temporalmente en el extranjero que se inscriban en el Registro de Matrícula Consular correspondiente al lugar donde se encuentran como "no residentes"", así que entiendo que la inscripción es obligatoria cuando has cambiado tu residencia habitual.
La lista de embajadas y consulados de todo el mundo está aquí: Embajadas y Consulados, y las de Alemania se encuentran aquí: Embajadas y Consulados en Alemania. Pinchas en tu ciudad, o en la más cercana a tu domicilio, y te indican qué documentación hace falta para inscribirse. Y ahí empieza el baile, porque cada consulado pide una documentación diferente, supongo que dependerá del gusto del Cónsul o de la dirección del viento, no lo sé. Pero no sólo eso, puede ocurrir que llegues con todos tus papeles y te ocurra lo que a mí:
- Yo: Hola, venimos a inscribirnos.
- La otra: ¿Trae todos los papeles?
- Yo: Sí, eso creo.
- La otra, con cara de estar pensando "ya....": A ver...
- Yo, sacando toda la retahíla de papeles: Tengo los formularios, las fotos, los DNIs, los Pasaportes, los libros de familia, lo del censo........
- La otra: ¿Ha traído fotocopias?
- Yo, sentada al lado del cartel dónde pone "no se harán fotocopias de la documentación" (no lo sabía, pero lo supuse): Sí.
Observa mi documentación, a ver dónde me podía pillar, y me dice: "lo del censo de los niños no lo ha traído". Yo pensando "¡mecagüenlamar, que me ha pillado!". "Pero lo puede rellenar aquí". Menos mal...
Empieza a inscribirnos uno por uno, y cuando llega a mi hijo mayor, que es hijo mío, pero no de mi marido, me suelta:
- La otra: "¿Ha traído la sentencia de divorcio?".
- Yo: No (Y prudentemente me callé: "Es que no está en la lista de documentación de su página web", porque no quería líos y se habría reído en mi cara).
- La otra: Pues me hace falta para ver que Ud. tiene la custodia, porque podría haberse traído al niño sin permiso de su padre.
El caso es que yo me olí antes de salir de casa que me iban a salir con algo así, pero pensé "no, no lo pone en la web, y esto es Alemania, esas cosas no pasan", pero claro, pequé de ingenua, porque el Consulado no es Alemania, es España. Y se nota.
Me callé las ganas de decirle: "Señora, si hubiera secuestrado a mi hijo me estaría buscando la Polizei y no vendría al Consulado a contárselo, sabe...", y en lugar de eso le pregunté:
- Yo: ¿Pero hace falta de verdad?
- La otra: No sé, voy a preguntarlo...
Me volví a callar las ganas de decirle "¿Pero entonces hace falta o no hace falta? ¿O lo decide el Cónsul según se haya levantado con el pie izquierdo o con el derecho?". Vuelve en unos minutos:
- La otra: Mejor si lo trae o lo manda por mail.
Por dentro me hervía la sangre, de verdad. No hacía falta el papel, pero tenían que poner la guinda. Y tuve suerte porque no me hizo volver otro día, pude usar el mail, alabadoseaelseñor. Es en lo único que se han medio alemanizado, en que saben que el mail existe y se puede usar para hacer trámites.
Aparte, me guardé mucho de decirle que yo podía tener tres sentencias diferentes, o cinco, o seis, o haber perdido la custodia el mes pasado y la sentencia que tenía no ser ya válida, pero no era plan de darle ideas, no fuera a requerir la presencia física de mi exmarido, capaces son...
Luego le tocó el turno a mi marido, porque "ha traído Ud. el segundo pasaporte y no el primero, y aquí no sé si le debo poner el sello", o no sé qué leches, pero el caso es que se marchó sin sello en el pasaporte.
Y el colmo fue cuando le pregunté algo sobre la seguridad social alemana, y en un momento de inspiración divina me soltó: "Pues no sé si su hijo, al no ser hijo de su marido, estará cubierto por la SS, porque como Ud. no trabaja....". Y me tuvo dos meses en vilo, pensando que a ver qué hacía yo con el chiquillo si no me lo cogían en la SS. Pero sí, claro que está incluido, así que mejor no hagáis muchas preguntas en el Consulado, no sea que "no sepan si...".
Una vez hechos los trámites, pedimos un CERTIFICADO DE RESIDENCIA (es equivalente a un certificado de empadronamiento) para cambiar el domicilio en el DNI en nuestro siguiente viaje a España. Todo iba bien, hasta que el representante consular tuvo que firmarlo, porque "es que está en medio de una conversación muy importante con España y hay que esperar a que acabe". Al cabo de 20 minutos, nos dice el funcionario (muy amable el chico, por cierto): "Como está tardando, os lo podemos mandar por correo, llegará en un par de días". "Vale, claro". Y mira el chico hacia la pared y nos dice: "Lo que pasa es que me tenéis que pagar el sello, porque la cosa está muy mal...". En la pared había un cartel que decía algo así como:
"Para el envío de documentación se entregarán sobres franqueados o se pagarán 0,58 céntimos del sello".
Estaba claro, estábamos en España... Lo de ayer os lo cuento el próximo día, cuando se me pase un poco el cabreo, que resultaré más políticamente correcta.