Vamos a reducir un poco la tensión, porque como siga metiéndome con los hombres, se van a borrar de este blog, y eso sería un desastre máximo. Así que hagamos un poquito de autocrítica, y reconozcamos que las mujeres a veces hacemos cosas que son “para matarnos…” Por supuesto, tengo un contra-capítulo con varias cosas que son “para matarlos…”, pero ese me lo reservo de momento, jeje (por si algún hombre se pregunta qué he podido poner en ese capítulo, adelanto algunos temas: la famosa frase “¿hoy toca?”, los pedos en la cama, la famosa frase “lo que tú digas, cariño”, entre otros. Admito sugerencias acerca de las diversas taras femeninas para su desarrollo posterior, no vayáis a decir que este es un blog partidista).
Pongámonos en situación. Pareja tranquilamente sentada en el sofá, los niños, si los hay, acostados, han pasado las once de la noche y no van a llamar ni tu madre ni la suya, hombre con una rayita de cobertura (y parpadeando), y de repente ella pregunta: “¿En qué piensas, cariño?”, así, a bocajarro. ¿Qué hace él en ese momento megacrítico? Gran pregunta, sí señor… Todos sin excepción pensarán algo así como “¡La jodimos! Con lo tranquilo que yo estaba…”. Pero eso sí, las reacciones pueden ser muy variadas.
Si el hombre es un poco pardillo, dirá la verdad, así que tiene dos respuestas posibles:
- Respuesta nº1 (verdadera): “En nada”. Chicos, siento decir que esta era la peor respuesta. Una mujer no entiende que se pueda pensar en nada, porque “nada” no es “algo”, y ¿cómo se puede no pensar en algo? En la mente de una mujer no existe esta opción, así que pensará que estás pasando de ella y dando la respuesta más cómoda para no tener que hablar y poder mantenerte en estado vegetativo hasta el momento de irte a la cama. Tienes bronca asegurada.
- Respuesta nº2 (verdadera): “El coche hace un ruido raro”, o algo tan chorra como eso, que no tendrá nada que ver con lo que ella te estaba contando hace dos minutos. Conclusión dentro de nuestro cerebro: “no me escucha, pasa de lo que le digo, no le interesa, etc”. En este caso la siguiente pregunta puede ser todavía peor que la primera. Bueno, más que una pregunta, puede ser una batería de preguntas: “¿Y eso qué tiene que ver con lo que te estaba diciendo? ¿Me estabas escuchando? ¿A ver, qué te he dicho?”. Estás perdido, Flannagan…
Si ha tenido malas experiencias, te mirará y dirá:
- Respuesta nº 3(falsa): “Estoooo, eeeh, en nada, tonterías mías”. Esta respuesta no hace más que prolongar la agonía, solo conseguirás que ella insista “¿sí, pero en qué piensas?. Date por jodido…
Pero puede que el hombre sea un poco espabilado, y dé una respuesta incorrecta pero admisible:
- Respuesta nº4 (¿verdadera/falsa?): “En el trabajo, que tengo unos problemas… No sé cómo vamos a pagar las nóminas este mes…”. ¡Tocado y hundido! Nuestro lado materno aflora y nos ablandamos, pasando a consolarle. Buen regate.
Si el hombre es un auténtico maestro, dará la única respuesta correcta, con la parafernalia incluida:
- Respuesta nº5 (casi siempre falsa): “En lo mucho que te quiero”, a la vez que te abraza. Con esto no quiero decir que no te quiera, seguro que te quiere, y mucho, ¡pero no estaba pensando en eso ni de coña! ¡La probabilidad de que lo estuviera haciendo es una entre un millón de millones! Las mujeres más jodonas encima le echarán la bronca al pobre tío, que se cagará en todo, y con razón.
Mi consejo: NO PREGUNTES, ninguna respuesta te gustará. Y si preguntas y no te gusta lo que oyes, ya sabes, no haber preguntado, ¿no? ;)
Todo esto venía al hilo de un vídeo muy bueno que me enseñó una amiga no hace mucho, “historia de dos cerebros”. Dura diez minutos, pero no os lo perdáis.