27 de febrero de 2010

... de pijamas y calzoncillos

 
Este tema puede parecer chorra, pero es de vital importancia para la pareja. Lo que te pongas tú y se ponga él para ir por casa, en la intimidad del hogar, te puede predisponer al amor verdadero o al asesinato, depende. Veamos…

Empecemos por ella. ¿Qué se pone una mujer para estar por casa? Hay de todo, así que vamos a ver algunos ejemplos:

- Vestida como para salir a la calle: Y pintadas y todo, eh! Es una opción, sí. Yo, desde luego, soy incapaz, para mí ir vestida (de calle, se entiende) es sinónimo de salir de casa, no de estar dentro.

- En chándal: Es bastante más cómodo, y puedes ir incluso “mona”. Tampoco es mi caso, ya que no tengo chándals de diseño. Bueno, de hecho, ¡no tengo ni chándal! Llevo pantalones de algodón comprados en Venca y camisetas (lo sé, soy todo glamour…).

- Hecha una facha: Ir “hecha una facha” es lo que yo llamo ponerte cualquier cosa. Una camiseta manchada, un pantalón de pijama de un color que no pega nada, un chal de tu abuela, zapatillas de flores color fucsia… Vamos, ¡un horror! Esto solo lo puedes hacer si estás sola y eres muy joven, aunque es altamente perjudicial para la autoestima, no te lo recomiendo (no olvides que en casa seguro que tienes algún espejo).

- Con el pijama: Esta opción es admisible por la noche, cuando llegas a casa. Claro, que depende de cómo sea tu pijama. Yo me compré un par de pantalones superchulos de franela a cuadritos hace poco, con sus camisetas a juego, y mi churri no debió pensar lo mismo, porque lo primero que hizo fue decirme, así con media sonrisa y un rintintín que no me gustó nada: “qué guapa vas con esos pantaloooneees”. Y yo, pues bueno, por aquello de gustarle más me puse otros más chulos todavía, como de seda negra (pero que no eran de seda porque me habían costado 9,99 euros), y me dijo: “esos están bien. A ver cómo te queda lo de abajo…”. La diferencia era notable, está claro. Eso sí, como me va a querer igual y me daban frío, ¡me volví a poner los de franela! ;)

- Con bata de ir por casa, larga, tipo “yaya”: NOOOOO, eso nunca-jamás. Totalmente antierótico, no lo olvides. Si llevas bata, que sea “juvenil”, pero mejor sin bata. Llevar pijama es un pecado venial, la bata es pecado mortal.


Sigamos con ellos… ¿Qué se ponen los hombres para ir por casa? Entre los que yo he conocido había cuatro variantes:

- Pantalón corto y camiseta todo el año: No me lo explico, porque no vivo en Canarias. En fin, es una opción, y tampoco es mala.

- Medio vestidos: O sea, vaqueros y camisa, o similar. Puede valer.

- Chándal o pijama: Tan válida como para las mujeres, y con las mismas limitaciones. Prohibidas las batas tipo Conde, ¡nos horripilan!

- Calzoncillos, solos o con camiseta: Bueno, bueno… Aquí empezamos a entrar en terreno resbaladizo. Así de entrada, una se puede imaginar a un tío en calzoncillos en plan guay, como los de los anuncios. Pues siendo así, no tenemos nada que objetar, ¿no? Aunque nosotras no vamos en bragas por la casa, normalmente, pero también es verdad que no somos como las de los anuncios. Pero ¿cómo son los calzoncillos de nuestros maridos? El tema es complejo y merece una reflexión profunda.


Los calzoncillos:

Los calzoncillos en la pareja suelen ser un problema, porque o se los compras tú, o no se los compra nadie (o se los compra su madre, que puede ser peor). Y entonces los calzoncillos que llevaba de soltero, son los que se lleva a vivir contigo, y pasan los años, y los años, y los años… ¿y qué les pasa a los calzoncillos? que empiezan a clarear, normalmente por la zona de los huevecillos, y un día estás doblando calzoncillos y pegas un tirón más fuerte de lo normal, y haces un boquete por el que caben los huevecillos y lo que no son los huevecillos! De entrada, esto es algo muy chungo… Imagínate doblando las bragas de tu mujer (sí, esto es ciencia ficción, lo sé) y que se te rompan por viejas. El antimorbo total, vamos.

Hay que ser justa y decir que hay maridos que no llevan los calzoncillos casi-rotos. No. No los llevan rotos porque se compraron 37 calzoncillos iguales hace 10 años, y claro, todavía les duran en razonable buen estado. Lo malo es que tú ya estás harta de verle siempre o con el “slip” blanco, y con el pantaloncito de tela a cuadros o rayas, y le empiezas a presionar para que se compre calzoncillos. Lo primero que te dirá será:

- Él: ¡Pero si están nuevos!
- Tú: Pero es que no me gustan.
- Él: Pues yo no me meto con tus bragas.
- Tú: Ya, pero es que no son de abuela.
- Él: Venga, pues cómprame nuevos.

¡ALTO AHÍ! Debería estar prohibido por ley comprarles calzoncillos a los hombres emancipados. ¿A que ellos no te compran a ti las bragas, eh? Como eres tonta, al primer marido se los compras, y cuando te separas dices “Nunca más”, como con el chapapote.

Con el segundo marido tienes que ir presionando, así con picardía, como decía mi abuela. Un día que estáis juntos por el Corte Inglés le dices:

- Tú: Cariño, vamos a ver calzoncillos aprovechando que estamos aquí…

Entonces te lo llevas a ver los calzoncillos esos que a ti te gustaría que llevara:

- Él: ¡20 euros por unos calzoncillos! ¡Tú estás loca! ¡Si me costaron eso diez pares hace cinco años!
- Tú: Venga… llévate uno para probar.

Y ahí empieza la búsqueda del calzoncillo bueno-bonito-barato, hasta que llega un día en que le das un ultimátum:

- Tú: ¿No te pensarás casar (conmigo) con calzoncillos de cuadros, verdad?
- Él: No, con traje. (¡Jeje, qué gracioso!).
- Tú: ¡De eso nada! ¿Me pongo yo las bragas de diario debajo del vestido de novia, eh?
- Él: ¡No es lo mismo! Si no se van a ver los calzoncillos.
- Tú: No, a mí las bragas tampoco.

Total, que no le queda más remedio que claudicar, y se compra una docena de calzoncillos, todos iguales, por supuesto, pero con suerte de dos o tres colores diferentes, y con los que ya no parece tu abuelo. ¡Buffff!

El drama viene a continuación, porque:

- Él: Los viejos no me los tires, eh!
- Tú: ¿Y para qué los quieres?
- Él: Me los puedo llevar al apartamento.
- Tú: ¡Y una leche!
- Él: Pues se los doy a mi madre para que los lleve a la iglesia.
- Tú: Vale. De paso dale los calcetines y cómprate nuevos (hay que aprovechar todas las oportunidades).
- Él: ¡¿Qué les pasa a mis calcetines?!
- Tú: Cariño, que clarean...

Entonces, como ya sabe que no le vas a comprar tú los calcetines, un día llega con ¡doce pares de calcetines negros!

- Tú: ¿Es que los vendían al peso?
- Él: No, es que los uso mucho. ¡Pero no me tires los viejos, eh!
- Tú: No te preocupes cariño (cuando haga limpieza igual se pierden).


Os dejo un trailer de ... ¡LOS ROPER! Es del año del catapún, lo sé ;)

20 de febrero de 2010

Los Comodines: cómo manejarlos


Ya que estamos con los rollitos de “entrar o no entrar”, vamos a saltarnos unos cuantos pasos. Supongamos que llevamos en La Noche bastante tiempo (años…), y empezamos a entender las señales, los códigos, las reglas, tenemos un vocabulario habitual, … vamos, que nos ha pasado casi de todo. En algunos momentos en la vida del soltero, puede que aparezcan los COMODINES, es decir amigos o amigas con quien tener únicamente sexo sin compromiso, e incluso los más afortunados tendrán varios a la vez. Tras unos años de investigación, y aun siendo el tema realmente complejo, he sacado mis propias conclusiones. Espero que os resulten útiles en la lucha por la supervivencia solteril. Vamos allá…

En primer lugar, hay que distinguir entre comodines para hombres y para mujeres, ya que el apetito sexual de ambos tipos no suele ser el mismo en general. Con lo cual el número óptimo de comodines en activo varía según los casos.

- ELLOS: La Chorba-Agenda de un hombre suele contener números de teléfono del Pleistoceno, por lo menos. De 40 comodines totales puede que tengas 4 o 5 en activo (eso los muy afortunados, que son pocos. A la mayoría esto les sonará a ciencia ficción). Esas mujeres comodín se convierten en el Parque Móvil del sujeto en cuestión, que de esta manera tiene casi asegurado el polvo de mantenimiento, y quién sabe si hasta dos polvos el mismo día con dos comodines diferentes. Te cagas!!

Bueno, hay que decir que siempre están los verdaderos profesionales que actualizan la chorba-agenda periódicamente, lo que incluye la eliminación de los ejemplares no válidos y la incorporación de nuevas adquisiciones, y esto supone un verdadero curro. Perfectamente puede requerir de 2 a 3 horas diarias entre mensajes, correos, llamadas, etc, dependiendo del trato otorgado a la comodina. Hay que tener en cuenta que suele haber una “favorita”, como en los harenes. Esa requiere más atención que las demás, pero no hay que olvidar a las otras, porque cuando falla el plan A, hay que recurrir al B, o al C, … Mantener a una comodina en activo es relativamente fácil, basta con mantener la llama de la esperanza, que ella crea que algún día puede convertirse en tu chica… (las mujeres somos así de ingenuas, pensamos que “cambiará”! Todavía no nos hemos enterado de que si no se queda “pillao” desde el primer día, ya no hay nada que hacer!!!).


- ELLAS: La Choto-Agenda de una mujer suele estar más actualizada, ya que se van eliminando los ejemplares inservibles (boda, noviazgo, deterioro físico, gilipollez manifiesta, etc.), con lo que la choto-agenda puede verse reducida a 4 o 5 ejemplares probables, pero no seguros. Realmente no es práctico ni manejable tener más de dos comodines en activo, ya que en época de celo se te puede acumular la faena. IMPRESCINDIBLE: Nunca digas nombres en la cama!!! No sea que a Manolito lo llames Pepito.... Son comodines, pero tienen su orgullo y no deben saber que tienes repuesto. La información que no es imprescindible no hay por qué darla (Como dice mi psicóloga, hay que aprender a jugar al póker. Aunque lo cierto es que no me lo dijo en este contexto, pero se puede aplicar).

Lo normal en una mujer es que tenga un comodín favorito al que empieza a ver regularmente para el polvo de mantenimiento. En ese caso.... PELIGRO MÁXIMO!!! Como el tío no quiera nada más (que suele ser lo habitual), utiliza algún neutralizador de vez en cuando, y si no es suficiente, deja de verle. No hay que olvidar que hay más hombres que peces en el mar, se va uno y llega otro.

Pero... ¿qué hacen los tíos con las comodinas? Pueden darse dos casos:

- Follan sin más con cualquiera de la chorba-agenda, al fin y al cabo para ellos solo es sexo, así que da igual. Lo importante es que la tía se lo monte más o menos bien. Eso sí, les jode mucho que alguna se dé de baja voluntariamente.

- Acaban teniendo una favorita entre el Parque Móvil y como en el fondo tienen su corazoncito, se empiezan a enganchar. Entonces su cerebro (el de arriba...) les dice que ni de coña. En ese caso puede que te dejen sin más, "para que no te enganches porque no te quieren hacer sufrir", o puede que empiecen con el rollito de la confusión: "Estoy confundido, esto va más deprisa de lo que pensaba, esto no es lo que dijimos al principio, nos vemos demasiado, no me voy a casar nunca, no pienso tener hijos, etc, etc, etc". En ese caso lo más prudente es decirle: "Vale, lo capto. No hace falta que nos veamos más". Y te largas antes de que te duela más. Lo malo es que para ser capaz de hacer eso tienen que haberte jodido con ese rollito varias veces, la vida es así.... Y lo más curioso es que muchas veces tú no has dicho ni "mu", ellos solitos son los que se confunden. Si ya lo decía Dinio, "la noche me confunde...".

Comentario masculino ante este estudio de los comodines de ambos sexos: "¿Por qué hay que eliminar a los gilipollas, si con un comodín no tienes que hablar....?". En fin, digo yo que entre polvo y polvo, si no fumas, algo habrá que hacer, no?!!

CÓMO SABER SI UN COMODÍN SE ESTÁ ENGANCHANDO: Si es del tipo macho-man que ni por asomo te dice un piropo y más o menos folla sin más, todo en plan muy aséptico y guardando las distancias, aunque sea simpático y todo eso, puede que un día empiece a presentar síntomas de este estilo:

- De repente se da cuenta de que hueles bien (y por supuesto tú no has cambiado de colonia en años).
- Se vuelve sobón y besucón, cuando antes se limitaba a tenerte abrazada después del acto como si fueras una chaqueta o algo así (altamente sospechoso).
- Te quiere presentar a sus amigos.
- Te empieza a mirar raro y te dice que está muy a gusto contigo (peligro, peligro...).
- Te llama de vez en cuando solo para hablar (¡¡¡¡¡!!!!!. Sin comentarios).
- Te cuenta que le hablado de ti a su madre (¡horror!).
- Se siente mal cuando está con otra del Parque Móvil.

Ante este tipo de señales inequívocas de que quiere algo más, si tú solo quieres utilizarlo ve pensando en dejar de verle, ya que jamás confesará ante una pregunta directa tuya del estilo “Oye, a ti qué te pasa? No será que quieres algo más?”. Si eres tú la que quiere algo más... ¡OJITO! su cerebro inferior tal vez pueda más que el superior, y tras hacerte ilusiones te puedes caer con todo el equipo.

El problema es más grave cuando se trata de un comodín que desde el principio se comporta de forma cariñosa y no le importa mostrarse en público contigo. Ahí el tema no está tan claro y puede generarse una gran confusión, incluso llegar al caso en el que los dos quieran algo más y sean tan pavos de no atreverse a decirlo por si el otro sale corriendo. En ese caso no tengo solución, el desenlace es imprevisible, pero se me ocurre alguna sugerencia:

- Opción A: propones un viaje (no hace falta que sea a París, pero es un buen sitio…). Si la cosa se presenta favorable, o sea, se le ve relajado y sonriente, le sueltas a bocajarro que le quieres, por ejemplo… (tampoco hay que pasarse, lo de tener un hijo suyo lo puedes dejar para más tarde). Si se queda mudo, literalmente, haces como que “aquí no ha pasado nada”, y sigues a tu rollo. Podrás atacar más adelante, suponiendo que el tío no cambie de ciudad después del viaje. Si balbucea algo más o menos comprensible, es que vas bien, no desesperes… Y como te diga “yo también”, es que está coladito!!!

- Opción B: Si eres del tipo conservadora y poco impulsiva, y no te atreves a proponer algo tan directo, puedes probar con la modalidad “relación-con-fidelidad-pero-sin-compromiso”, que explico a continuación.

“RELACIÓN-CON-FIDELIDAD-PERO-SIN-COMPROMISO”: Este tipo de relación, por llamarlo de alguna manera, es el que se da entre dos personas que, por alguna razón, están indecisas. Normalmente “no es el momento” (frase también muy socorrida, y a veces totalmente cierta), pero hay suficiente buen rollo y pocas ganas de entrar en el juego de los comodines. Si el individuo/ua en cuestión te apaña, ¿para qué lo vas a compartir con otras/os? Pero llegados a este punto, sabes, o deberías saber, que siendo un comodín estándar no te va a ser fiel. En este caso se llega a un “pacto de no agresión”: la fidelidad. Y todos contentos… Hay polvo de mantenimiento, buen rollito, cierta complicidad, alguna cenita, … pero sin compromiso. Es algo así como el limbo de las relaciones. Tiene un problema: pasado el tiempo puede convertirse en el purgatorio de las relaciones. Porque, ¿hacia donde vas…? ¿Al cielo? ¿Al infierno? ¿Te conviertes en pareja? ¿Dejas el sexo para volver a ser solo amigos? Jodido, jodido… pueden crearse situaciones conflictivas, ya que este tipo de relación no puede mantenerse de forma indefinida. Aunque tengo algún caso documentado en el que una relación así dura 5 años: para él es el paraíso, y para ella el purgatorio. Mi opinión personal es que un tío puede estar así años… una tía sólo cinco o seis meses…

Después de todo este rollo que os he soltado, aquí dejo una de mis muchas canciones favoritas oídas en "la Noche".
 

13 de febrero de 2010

Cómo entrarle a un desconocido sin parecer una guarra


(Antes de leer este capítulo es recomendable, aunque no imprescindible, leer la entrada anterior “La Noche: Vocabulario Básico”).

El traje de matar

Cuando quedas con las amigas es muy importante la ropa que eliges. Aunque la intención sea solo ir de cenita entre chicas sin salir a tomar copas después, no importa, tienes que ir preparada para lo que pueda pasar. Quizá en la mesa de al lado se sienten tres morenazos solteros sin nada que hacer esa noche, quién sabe… Imagina que, como no tenías plan, te has puesto unas bragas blancas de algodón con un sujetador de lunares marrón, por ejemplo. No no no. Esta regla es aplicable en todo momento, hasta en jornada laboral. No es que la lujuria en el trabajo esté a la orden del día, pero una ve Sexo en Nueva York y se lo cree todo, nunca se sabe. Bueno, a lo que íbamos: ¿Qué me pongo esta noche?

- Opción deportiva: Vaqueros y camiseta, este es un clásico que nunca falla. La camiseta ajustada, por supuesto, y con un poco de escote. Manga larga o sin manga, mejor olvídate de la manga corta, no es sexy. A ser posible, blanca o negra. En los pies, botas de medio tacón en invierno, y sandalias en verano, o en su defecto, zapatillas de deporte blancas. Los mocasines déjatelos para el trabajo, tampoco son sexys.

- Opción femenina: Falda corta y botas, mejor sin tacón. Con botas de tacón queda demasiado Pretty Woman, no mola nada.

- Opción descartada, superprohibida, muy chunga: Arreglada como de boda y con mucho maquillaje. No no no…

Es importante, aunque no imprescindible, ponerse de acuerdo con las amigas para ir todas conjuntadas, en plan colegio. Es una gilipollez, pero a la vista queda más uniforme, ayuda a que los machos detecten fácilmente al grupo de hembras. (Cuanta tontería, jaja, pero confieso haberlo hecho. Ring, ring: “Oye ¿tú qué te vas a poner?”, “bla, bla, bla…”).

Claro, que las cosas cambian cuando una ya no está en el mercado. Quedas un día con las amigas solteras, y cuando apareces te suelta una de ellas “¡Tía, pareces una monja!”. En fin, es lo que tiene tener pareja, ya no sales a cazar por las noches :).

Como ya estamos vestidas para la ocasión, empecemos con la caza...


Cómo entrarle a un desconocido sin parecer una guarra:

Gran dilema éste de cómo entrarle a un maromo interesante. Veamos… Estás en un pub con tus amigas y te atrae un elemento masculino en concreto. ¿Cómo puedes llamar su atención de forma discreta?

OPCIÓN A: Aproximaciones sucesivas

- Primer paso: Le miras disimuladamente. Ten en cuenta que es un hombre, por lo que su visión periférica deja mucho que desear. Puede que tengas que empezar a mirarle de forma menos discreta, confiando en que al menos se dé cuenta uno de sus amigos. Cuando estés segura de que captas su atención, ofrécele tu mejor perfil (puede ser el posterior, todo vale). Esta técnica es la más sencilla y conviene utilizarla en primer lugar. Podríamos llamarla la del PAVO REAL.

- Segundo paso: Te acercas a dejar tus feromonas. Cuando has conseguido captar la atención del macho, tienes que pasar al ataque. Si tienes la suerte de que está en la barra, lo mejor es acercarte a por una cerveza. No te pidas un copazo, que tienes que estar alerta, no te convienen altos niveles de alcohol en sangre, con una cerveza vale. ¡Y nada de pedir vaso! La cerveza se bebe en la botella, el vaso es de nenitas. Esta sería la técnica de la LEONA, piensa en imitar sus movimientos. En este momento del ataque es fundamental hacer resaltar tus atributos, delanteros y/o traseros, para lo cual apoyarse en al barra resulta sumamente útil, ya que te permite adoptar la curvatura de espalda adecuada (hay que estar en todo, los pequeños detalles cuentan). Imita la postura de la AVISPA. El apoyo de barra puede aderezarse con un suave contoneo (suave, tampoco te pases…), y alguna miradita rápida.

- Tercer paso: El macho empieza a confiarse, ¡así que toca despistarle! Vuelves con la manada, pero no te alejas mucho, lo suficiente para que tenga que currárselo un poquito y acercarse a hablar contigo. Si pasa de ti, olvídalo: o no le interesas, o es muy pavo. Esta es la técnica de la ANGUILA (por lo de escurrirse…).

- Cuarto y último paso: Hazte la sorprendida cuando se dirija a ti, conviene poner cara de no-me-había-dado-cuenta-de-que-estabas-aquí. Esto no sé muy bien para qué sirve, pero queda bien.


OPCIÓN B: Resolución directa

Te haces la loca, o sea, te acercas y le dices algo así como “tú no estabas el año pasado en Fallas en Valencia?”, por ejemplo. Mejor que hayas estado alguna vez en Valencia, no sea que por casualidad haya pasado las Fallas allí! O bien “Oye, perdona… eres hermano de Miguel Pérez, por casualidad?”. El caso es dejarle claro que le has visto, o más bien, que le has echado el ojo. Esta técnica es de alto riesgo, porque dependiendo de los prejuicios que tenga el macho, puede pensar que eres un poco guarrilla, y eso es precisamente lo que queremos evitar. Y no olvidemos que hay hombres que están convencidos de que nunca encontrarán a la mujer de su vida en un bar, no digamos ya si es ella la que se les acerca! Aunque puede que no busques al hombre de tu vida, en ese caso, qué más da lo que piense! Tú misma ;).


OPCIÓN C: El tropiezo

Esta la añado ahora porque me la acaba de sugerir una amiga, y es realmente buena, así que la considero “de interés general”… Detectas al macho susceptible de convertirse en el padre de tus hijos, y pasas por su lado lo suficientemente cerca como para tropezar con él. En ese momento le miras con tu mejor sonrisa y le dices “Uy, perdona!”. De esta manera esparces tus feromonas a su alrededor sin necesidad de complicarte la vida. Una maestra mi amiga, sí señor…

Os dejo un vídeo de Loquillo y Alaska. Ojo a la rubia, está de caza...

11 de febrero de 2010

La Noche: Vocabulario Básico


Con todo este rollo de los gallitos de gimnasio y los comentarios al post, he pensado en cambiar un poco de tema y hablar de solteros, porque con tanto marido vamos a acabar aburridos. Antes de meterme en el lío, me gustaría hacer una recopilación de algo de vocabulario relacionado con “La Noche”, así más adelante sabremos todos de lo que hablamos.

Aclararé antes de nada, que esto de empezar a escribir es todo culpa de mi hermano, al que tuve que chantajear hace tiempo para que me diera una copia de un manual que había escrito, con ilustraciones y todo, titulado “Pequeño Gran Diccionario de la Peña", y que él consideraba entonces altamente ofensivo para las mujeres (estoy segura de que cuatro años después, sabe que no nos asustamos de casi nada. Sorprendernos nos sorprendemos, eso sí, y a veces mucho...). Hay que aclarar que "La Peña" es una mezcla de tíos raros (o tal vez debería decir normales, no lo sé…), que pasan de la treintena. Leyendo aquello, se me ocurrió contraatacar con un material semejante, pero en versión femenina.

(Aprovecho este momento para hacer una petición: “Querido hermano, hazme unos dibujitos para el blog, que así sin nada queda muy soso”). Vale, seguimos…

Las diferencias fundamentales entre los dos diccionarios (hombres contra mujeres) son básicamente estas:

1) No tenemos un vocabulario específico para los "alivios corporales". No decimos nada de "voy a plantar un pino, derrapes, zurraspa, me asoma el topo, el tordo, te huele el cacas mix, me voy de orines, la mortera, ...”.

2) Nos enrollamos más, no nos vale con un diccionario, tiene que ser un libro de bolsillo. Por eso empecé por ahí, y he acabado haciendo un Blog! ;)

3) Este documento no es hipersecreto como al parecer es el Diccionario de la Peña, somos mujeres y como tales lo compartimos casi todo (los hombres, no).

Vamos allá...

Pichón: Tipo, tío. Ejemplo: "Hola, Pichón".

Pressing: Situación en la que un tipo ataca insistentemente, es decir que "te hace pressing". Puede hacerlo a una sola o a varias del grupo. Si la situación se vuelve desesperada, siempre queda el último recurso de hacerse las lesbianas (tampoco hay que pasarse, con un abrazo y un besito en el cuello vale....). Es infalible, aunque te pueden llamar "¡¡¡¡guarra!!!!"....

Maromo: Hombre en general. Ejemplos: "¿Has visto qué maromo?", "Vaya par de maromos tienes a tus siete", "¿Te llamó el maromo de ayer?".

Antimorbo: Especie masculina que por su vestimenta, tono de voz, aspecto general, falta de higiene, ... lo que sea, no se merece un favor ni de coña!

Plasta: En el "Pequeño gran diccionario de la Peña" sería sinónimo de mierda, cagallón, zurullo, o vete tú a saber qué... Pero no, un plasta es ese maromo que te aburre mortalmente y encima no se da cuenta, o piensa que "el que la sigue la mata" (sí, de aburrimiento…). En esos casos se imponen las señales a las amigas y la huída inmediata hacia otro pub, cuya identidad no se desvelará al plasta, obviamente. Ni te digo si van en grupo....

Brasas: Sinónimo de plasta.

Cansino: Plasta que te encuentras repetidas veces y que encima siempre te cuenta lo mismo.

Satélite: Maromo que gira alrededor de tu culo, siguiendo tus movimientos cual planeta en órbita. Variante: Satélite espía, el que te mira el culo con disimulo y de lejos.

Guarra: 1ª acepción: pedorra, mujer de moral relajada, tía con aspecto de guarra, pues eso..., 2ª acepción: lo que te dicen las amigas cuando cuentas lo bien que te lo pasaste en horizontal la última vez que quedaste con fulanito, o sea "¡Pero qué guarra!", con notable envidia....

Petarda: Tía (con o sin clase) que te quita al tío que a ti te interesaba.

Petardo: Tío que no vale un pimiento.

Pedorra: Tía más bien con pocas luces que encima se cree que está buena.

Pedorro: Más o menos lo mismo, pero en masculino.

¡Jaarrrl!: Exclamación muy utilizada entre las amigas para expresar admiración ante cualquier cosa (maromo que está que te cagas, experiencia sexual vivida, miembro viril, etc...). Si lo que te cuentan vale realmente la pena, contestas con otro "¡Jaaarrrl" admirativo o bien con un "¡Acandemor!". Es una chorrada, pero te ríes. (Algo de tíos tenemos, en el fondo no somos tan diferentes…).

Comodín: Amigo con el que muy probablemente puedes tener sexo fácil. La teoría de los comodines y su vocabulario asociado será desarrollada en una entrega posterior.

Choto-agenda: Lista de comodines probables, en activo o retirados (por sus novias, normalmente).

Neutralizador: Comodín al que utilizas sexualmente cuando estás enganchándote con un miembro de tu choto-agenda. En ese caso se impone variar, aunque solo sea esporádicamente.

Chorba-agenda: Lo mismo, en versión masculina. No sé si ellos borran a alguien o simplemente le piden que no hable, lo tendré que preguntar.

Parque móvil: Número de comodines en activo.

Cobra lateral: Cuando un maromo te ataca frontalmente con verdadero ímpetu en un movimiento mortal de necesidad, la cobra normal no es suficiente, necesitas hacer el movimiento de cobra lateral. Requiere grandes dosis de reflejos y bajos niveles de alcohol.

Estrategia envolvente: Cuando un grupo de machos en celo te ataca de forma organizada, o sea que el más feo se acerca a darte conversación de manera inocente, tratando de que bajes la guardia, y mientras el resto de la manada hace una maniobra envolvente consiguiendo rodear a las posibles presas. La cosa se pone jodida.... Solución posible: hablar como quién no quiere la cosa de tu novio, marido, hijos, aunque no los tengas.... Otra solución: "Tenemos que ir al baño...." y buscar una salida alternativa. Otra: "Hemos quedado". Lo que sea con tal de huir. Hay una excepción: si uno del grupo vale la pena, se puede hacer un sacrificio.

Cebo o globo sonda: Elemento al que sus amigos hacen entrar primero a un pub para que atraiga a las posibles presas. En este caso suele ser el gracioso/buenorro del grupo.

¿En horizontal o vertical?: Típica pregunta ante el comentario "Ayer vi a fulanito". Solo se utiliza si es un comodín o una presa en el punto de mira de la amiga.

Cazador: Maromo ocupado las 24 h del día en planificar y/o ejecutar maniobras de caza de presas femeninas, cuanto más difíciles, mejor. Se oculta bajo una apariencia afable y simpática, generalmente atractivo, lo que lo convierte en un ser muy peligroso para el sexo femenino. ¡Cuidadín! Se desarrollará en su apartado correspondiente.

"Tú misma": Respuesta a preguntas tontas del estilo: "¿Le pido el teléfono?", "¿Le doy el teléfono?", "¿Quedo con él?", "¿Le mando un mensaje?", etc.... cuando sabes que ¡LO VA A HACER! Aunque no deba....

"¡Tobillos, tobillos, ...!: Grito de guerra de los machos previo a una bajada de pantalones (literal) colectiva. No acabamos de entender el interés de tamaña exhibición, tan frecuente en el sexo masculino, y durante la cual todos se descojonan mirándose unos a otros.

"Me pone": ...cachonda, obviamente.

Tara: Característica que suelen presentar los hombres disponibles más allá de la treintena. No hay un tipo de tara definido, las taras pueden ser múltiples y te sueles dar cuenta cuando ya es demasiado tarde.

Segundo mercado: Fauna a la que te enfrentas después de una separación o si llegas soltera a la treintena. Ya se sabe, en el segundo mercado casi todos tienen tara.

Sexo deportivo: El que practicas con un comodín que contigo solo quiere hablar en horizontal.

Segunda cata visual: Algo necesario cuando la primera vez que has visto a un posible maromo interesante no recuerdas bien si valía la pena o no. Se impone en ese momento quedar por segunda vez acompañada y en terreno neutral, para comprobar la mercancía visualmente. Si no puedes ir acompañada es muy útil tener un plan B para poder huir, como por ejemplo acordar con un amigo que te llame a la hora X para tú poder fingir una conversación del estilo “¡Ah!¿Que estás ya esperándome? Vale, estoy allí en media hora”. Si cuando te llama no te quieres escapar, pues dices “Vale, nos vemos mañana, hala, hala…”. ¿A que somos malas? Jeje…

 
Próximamente… “Cómo entrarle a un desconocido sin parecer una guarra”. Mientras tanto, os dejo un vídeo de Gabinete Caligari que me trae recuerdos de los viejos tiempos.

5 de febrero de 2010

Fenómenos paranormales en el gimnasio

El mito del hombre simple, argumentos a favor (Parte 3)

Bueno, bueno… Hay que reconocer que los hombres en el gimnasio son todo un espectáculo. Cuando vas al gimnasio a hacer aparatos contemplas al macho primitivo en su salsa, y descubres algunas cosas totalmente sorprendentes.

¡OJO! ADVERTENCIA IMPORTANTE ANTES DE CONTINUAR: Sé que la mayoría de los hombres no son así, PERO es que la minoría es la que nos hace sonreir. Luego no me preguntéis a qué antro he ido yo a hacer deporte, eh?!

A lo que íbamos...

Fenómeno paranormal número 1: LAS CHANCLAS.
¿Por qué muchos hombres se ponen chancletas de playa para hacer pesas? ¿Para llevar menos peso en la mochila? No, porque hay taquillas. ¿Para romperse un dedo con una pesa y estar de baja un mes? Puede… ¿Para enseñar los pies a las posibles féminas de la sala? No, porque las pocas mujeres que hay están haciendo aerobic para perder peso. ¿Para joder al personal porque hay un cartel que dice “Prohibido hacer máquinas con chanclas” (juro que ese cartel estuvo puesto un tiempo en mi gimnasio, hasta que lo quitaron porque nadie hacía ni p. caso)? Seguro que no, porque no ven el cartel (“¿un cartel? ¿qué cartel? ¿Debajo de los tres relojes de pared de la sala? ¿Ese? ¡Tío, ese lo acabas de poner!). Por favor, si alguien sabe la razón, estoy deseando conocer la respuesta.

Fenómeno paranormal número 2: LA DEPILACIÓN.
Reproduzco a continuación la conversación que presencié entre dos hombres en el gimnasio (es una de muchas del mismo tipo):
- Tío, ¿tú con qué te depilas?
- Con cera.
- ¡Joder! ¡Eso duele un huevo!
- Antes lo hacía con crema depilatoria, pero me salían granos.
- Yo lo hago con maquinilla.
- Eso es una putada, ¡salen más gordos y no dura nada!
- Molaría con láser, pero vale una pasta.
Luego dicen que somos solo las mujeres las que hablamos de estas cosas. Mentira cochina.

Fenómeno paranormal número 3: HACER PECHO.
¿Por qué los hombres están tan obsesionados con hacer pecho, y se olvidan, por ejemplo, de las piernas? ¡Que algunos parecen avestruces, con unas paticas delgaditas delgaditas y la parte de arriba triangular y abombada! ¡Y cuando llevan tatuajes ni te cuento! ¡Algunos dragones parece que van a echar a volar! Es todo un espectáculo verlos tumbados, machacándose con una barra llena de pesas, ¡que hasta se dobla! Y el ayudante de turno detrás, preparado para evitar el desastre del posible aplastamiento bajo 2000 kg de peso (por lo menos…), y ayudando con un último empujoncito. Y tú ahí en tu máquinita con 10 kg de peso, mirando y pensando “podrá, no podrá… ¿?). La escena se desarrolla más o menos así:
Cachitas tumbado, tropecientos kilos en la barra, ayudante detrás, y dos o tres amigos alrededor, animando:
- Cachitas: Voy!
- Ayudante: Vale.
- Cachitas: uh!!!
- Ayudante: UNO!
- Cachitas: uuuhhh!!!
- Ayudante: DOS!
(Así hasta cinco)
- Cachitas: UUUUUHHHHH!!!
- Ayudante: Venga, tío, que puedes! (Preparado para sujetar la pesa, pero como tenga que hacerlo se va de morros!).
- Cachitas: UUUUUHHHH!!! AAArrrrggg!!!!!! (¿Se cagará o no se cagará…? Qué emoción…).

En ese momento vuelve a colgar la barra, y se levanta de un salto andando por la sala, como los boxeadores en el ring, a la vez que va resoplando “Ffff! Ffff!”. El resto de machos se congratula de la proeza. Lo dicho, todo un espectáculo. Menos mal que el pito no se alarga, que si no, irían con una pesa colgando (“¡Más peso, tío, más peso!”).

En una ocasión pillé una conversación al vuelo que me hizo comprender el por qué de tanta obsesión. Estaba yo haciendo pierna (alguien tiene que usar las máquinas de pierna…), y había un chavalín de apenas 20 años haciendo pecho. No pesaría más de 60 kg, muy canijo él, y con unas patiiiicas… Daban ganas de darle un bocadillo. La poca chicha que tenía la tenía en los pectorales y los hombros, aunque más que pecho, tenía “pechito”. Era viernes, dato importante, como luego veremos. Llega el monitor y le dice:
- Monitor: Javi, esta semana has hecho pecho dos veces, hoy te toca pierna. (Y tú piensas: “sí, sí, que haga pierna.”).
- Chiquito: Es que me mola hacer pecho.
- Monitor: Pero si haces pecho todos los días, quemas el músculo y consigues lo contrario de lo que quieres, no ganas volumen, al final lo pierdes. (Y tú: “Mira, qué interesante”).
- Chiquito: Bueno, vale.
(Hace como que va a hacer pierna, y a los 5 min vuelve al ataque pectoral).
- Monitor: Joder! Qué cabezón que eres!
- Chiquito: Tío… ¡Es que hoy es viernes y como voy a salir, quiero marcar pectoral! (Tú: “¡AAAAHHHH! ¡No me lo puedo creer! ¿Qué sale, con camiseta de lycra y pantalón bombacho?).

Fenómeno paranormal número 4: LAS DIETAS.
Lo normal al hablar de dietas es que los hombres nos critiquen por seguir todo tipo de dietas absurdas (la de la alcachofa, la de la piña, la de las proteínas, etc, etc, etc). ¿Pero qué ocurre con las dietas de los hombres para hacer más músculo? Veamos otra conversación típica de gimnasio:
- ¿Tío, tú qué dieta haces?
- Yo sólo como atún y tomate.
- ¿Sólo atún? Qué chungo, ¿no?
- Cinco latas al día. Te acostumbras.
- ¡Hostia! Yo desayuno una ensalada de atún, tomate y queso Light, pero luego como pasta y arroz. ¿Y no tomas fruta?
- No tío, que tiene azúcar.
- ¿Y cuando sales no bebes?
- Sí, pero pido los cubatas con Coca-Cola Light. (Eso de pedir los cubatas con refrescos Light se puso muy de moda hace años con el hombre metrosexual, como si el alcohol no fuera lo peor para engordar).

Lo realmente sorprendente es que luego nos critican. ¡No quiero ni pensar qué pasaría si fueran mujeres!