No voy a ser nada original en mi vuelta de vacaciones, aunque no sé si la palabra "vacaciones" es la más adecuada en este caso. He pasado dos semanas en España después de mi primer casi cuatrimestre como emigrante en Alemania, y la primera semana fue un no parar de familia, y la segunda un no parar de hacer cajas y más cajas para continuar con el traslado, que estoy haciendo por etapas. En fin, que descansar y "vacacionar", no es que haya descansado mucho. Eso sí, los abrazos a los míos me han ayudado a cargar pilas y siempre merecen la pena.
El caso es que mis propósitos para este año han cambiado bastante desde que llegué. Vine con la idea ingenua (a mis años, si es que nunca se aprende lo suficiente...) de que me instalaría en uno o dos meses, a estas alturas estaría en un curso intensivo de alemán, y como mucho en septiembre estaría buscando (y encontrando trabajo). Pero no, la realidad casi nunca es cómo uno la había imaginado (aunque no es necesariamente peor), y mis prioridades, mis expectativas, y mis propósitos han cambiado bastante en cuatro meses.
La cruda realidad es ahora mismo ésta:
- Después de un año preparando y planificando el traslado, estoy física y mentalmente agotada. Aunque eso sí, muy contenta con la decisión, a pesar de lo duro de la separación familiar.
- Me he dado cuenta en poco tiempo de que aquí, dónde estamos completamente solos, mi familia, y especialmente mis hijos, me necesitan más que nunca y me absorben la mayor parte de la energía. Cada uno a su manera. El de 14 años porque necesita que "esté ahí" para hablar y para poner un poco de orden en su vida. El de casi 3 años, porque me necesita para sobrevivir en un mundo nuevo dónde hablan "raro" y no se dan achuchones ni besos como en su guardería española, y desde que vinimos se me pega como una lapa. Así que aquello del curso intensivo
de alemán, por no hablar de apuntarme al gimnasio (me muero de risa...), ha quedado de momento pospuesto sin fecha concreta.
Y mi marido, también a su manera, me necesita más aquí que en España porque aquí soy más "el pilar de la familia", aunque suene muy rimbombante :). Aquí soy la que se ocupa de todo porque hablo algo de alemán, y realmente me he convertido en "el ama" de la casa (aunque hacen lo que quieren de mí, pero bueno....). Y no me puedo poner mala, ni tomarme vacaciones, ni decir "hoy me voy a casa de mi madre a que me haga una de sus supertortillas de patatas y a pasar la tarde haciendo ganchillo y dejándome querer".
- Para rematar, hacer aquí cualquier gestión, aunque son mucho más sencillas que en España (lo sé, eso no tiene mucho mérito :P), me cuesta horrores, porque resulta que los jodíos lo tienen casi todo en alemán, ¡ya ves tú qué cosas! Y entre mis grandes amigos el traductor de Google, el diccionario Pons, mi amiga-alemana-que-vive-en-España, y grandes dosis de paciencia y tiempo, he conseguido hacer ya casi todo lo necesario para instalarnos. Ya os haré una lista en un post aparte, para el que se esté planteando seriamente emigrar.
Total......... que mi trabajo actual es ser Ama de Casa con mayúsculas y con todo lo que eso conlleva, que Forges explica de maravilla:
Y curiosamente, yo que he sido siempre tan moderna e independiente, confieso que no me siento mal en mi nuevo papel, en gran parte porque siento que los míos me lo agradecen. Y porque sé que lo tengo que hacer porque ahora es ése mi trabajo. No es lo que más me gusta, pero es lo que hay. Así que mis propósitos inmediatos han cambiado mucho y son bastante simples:
- Descansar lo que pueda y recuperarme del palizón (cuando pueda y el tiempo que necesite, porque todavía no he terminado con el traslado).
- Tomarme algo de tiempo para mis cosas, ya sea leer (aunque no sé si me acordaré....), hacer ganchillo, contaros cosas en el Blog, visitar a los amigos, ... lo que sea, pero que me apetezca porque sí.
- Pasar tiempo con mi marido en plan de "novios". De paseo, de cañas, de museos, o simplemente vagueando y viendo una película tirados en el sofá. Y no doy más detalles, pero os los podéis imaginar ;).
Como veis, nada de propósitos ambiciosos ni sobrecargados, y seguramente políticamente incorrectos, porque las mujeres nos hemos metido en la cabeza que tenemos que ser siempre Superwoman en versión de ir por casa, y a los 46 años he dicho "basta por el momento". Y sé que mucha gente cercana no lo entenderá, pero lo bueno de cumplir años es que cada vez te importa menos cómo te juzguen los demás.
Aclaro que no se trata ni de esto:
...ni de esto!:
En fin, creo que la mayoría entendéis a lo que me refiero :):
Y después de todo este rollo que os he soltado, os dejo con un vídeo que no es ninguna novedad, pero que te hacer sentir un poquito lo que es el reencuentro con tu familia cuando estás lejos. Aunque la realidad supera con mucho al vídeo, y lo peor de todo es la despedida, imposible de describir con palabras.