Hoy me he encontrado con esta noticia en internet. Es algo antigua, pero me ha llamado la atención y el contenido tiene miga: Las mujeres casadas prefieren leer o dormir antes que tener relaciones sexuales. Veamos (en negrilla el artículo):
El 63 por ciento de las mujeres
casadas prefieren irse a dormir, leer un libro o ver una película antes que
hacer el amor con su pareja, según una encuesta. Los expertos señalan que la causa de esta falta de
interés sexual se debe al creciente número de distracciones propias de la
sociedad moderna.
Bueno, yo diría que el tema es un poco más complejo.
¿Y qué pasa con los hombres casados? ¿Alguien les ha hecho una encuesta?
¿Responden la verdad cuando les preguntan? ¿Ellos “siempre” tienen ganas? No sé
yo…
Parece ser que la mayoría de las mujeres casadas pierden el apetito sexual
después del matrimonio. Más de la mitad de
las encuestadas reconoce sin ningún tapujo que al caer la noche, están más
entusiasmadas por dedicar su tiempo a la lectura, al cine o simplemente a
dormir que por hacer el amor con sus maridos. Sin embargo, no todo son malas
noticias para los hombres casados, ya que el 37 por ciento restante de las casadas aseguran
que no existe ninguna otra cosa que deseen hacer más que acostarse con sus
parejas.
A mí lo de ese 37% me parece mucho, me extraña que haya tanta
mujer casada que lo que más quiera en el mundo al llegar a casa sea tener sexo
con su marido.
En cuanto a lo otro, yo tengo mi teoría, y desde luego no creo
que sea por las distracciones que tiene la sociedad moderna, porque antes no
había tele ni ordenador, pero leían y hacían ganchillo. Más bien creo que es un
problema de agotamiento, sobre todo si tienes hijos y trabajas fuera de casa,
que es el caso de la mayoría de las mujeres. Me explico: en esa situación
pueden pasar por tu cabeza a lo largo del día miles de cosas, y tu grado de
activación/estrés es continuo y bastante alto. El día no tiene suficientes
horas, y encima tienes que tener en la cabeza tu agenda, la de tu marido, y la
de tu jefe. Si eres el marido sólo tienes en la cabeza tu trabajo, porque de la
intendencia ya se ocupa tu mujer, y encima tienes la suerte de ser capaz de no
pensar en nada cuando llegas a casa, cosa imposible para tu mujer porque
venimos todas con ese defecto de fabricación. Y encima, tienes este botón:
(Envidia cochina que
tengo, no creáis…).
La encuesta ha sido realizada por la Asociación de madres
americanas a través de su web, iVillage,
y también han averiguado que de las 8.000 mujeres encuestadas, más del 80 por
ciento describieron su vida sexual como "predecible". Además, el 67 por ciento dijo que las posturas sexuales que
practicaban con sus maridos eran muy repetitivas.
Esto me lo creo, hasta me parece bajo el porcentaje. El kamasutra
no suele estar en la mesita de noche de ningún matrimonio, habría que revisar
ese punto…
Por otra parte, un alarmante 45 por ciento confesaba que lo mejor que pueden
decir de su vida sexual es que "no está mal", y más de la mitad de
las mujeres preguntadas aseguraron tener fantasías sexuales con personas
diferentes a su marido. Un tercio de las
parejas casadas no han probado nada diferente en el apartado sexual desde hace
más de un año.
Hombre, que un 45% esté satisfecha con su vida sexual
(entendiendo ese “no está mal” como que están satisfechas, claro…) no es poco.
Lo de tantas mujeres con fantasías sí que me ha sorprendido más, y no sé yo si
es bueno.
Los expertos dicen que estas situaciones son consecuencia de la
'vaguería' de ambos miembros de la pareja y de todas las nuevas distracciones
que ofrece la vida moderna, según informaciones de la web DailyMail.
Eso de la pereza sí que me cuadra, porque cuando consigues “poner
el huevo”, suelen ser las once de la noche, te dejas caer medio muerta en el
sofá, y a esas alturas te queda energía para poca cosa. Aunque yo siempre digo
que entonces hay que echar mano de la “reserva”, aunque esté cerca del rojo, y hacer
una maniobra de aproximación hacia el churri, que él en ese momento le de al “On”
del sexo, y como dice una amiga mía, “Si total, son 10 min, jeje”, para qué
vamos a andar con tonterías de si estoy cansada o no.
Lo malo es que en ese punto te puedes encontrar con la sorpresa
de que él prefiere ver la televisión, porque no somos solo nosotras, cada vez
más hombres “no tienen ganas”, pero la mayoría no lo confiesan porque eso no es
de hombres. ¿O no?
"Puedes decir que estás contento con tu vida sexual, pero
en realidad, si noche tras noche coges un libro, ves la televisión, te metes en
Facebook o te dedicas a cualquier tipo de actividad antes que enriquecer la
vida íntima con tu pareja, a largo plazo, tu relación puede ser susceptible a
cosas como la infidelidad" dice Ian Kerner, terapeuta de parejas. "Así que hay
hacer del sexo el centro de tu relación".
¡Ahí está problema! O al menos uno de ellos. Esto es más o menos
lo que yo decía en el post anterior, así que aquí no me enrollo. De las
infidelidades se ha hablado mucho estos días en las entradas de Fiebre, Gordi y
Aliena, tampoco me voy a repetir. Solo matizo un poco la última frase: Yo no diría exactamente
que el sexo tenga que ser el centro de tu relación, creo que “el centro” tiene
que estar lleno de muchas cosas, pero sí que hay que tener presente que “El
sexo SÍ es importante”.
Sin embargo, Kerns cree que fantasear con una persona que no sea
tu pareja no es un problema: "En la privacidad de tu imaginación todo
vale. Incluso si hay confianza en la pareja, puedes decir: ¡Hey, estoy pensando
en Brad Pitt!. Todo depende de cada pareja".
Bueno, no sé yo… Si me entero que el churri fantasea con Demi
Moore, hombre, de entrada me sorprenderá, y no sé si me hará gracia, pero no le
voy a matar por eso, pero si fantasea con la vecina, ¡la cosa cambia! Y no
digamos si lo hace con la típica “amiga confidente”, porque ahí el tema sí que empieza
a ser peligroso. Eso sin contar con que el solo hecho de que tenga una amiga confidente es ya como para no bajar la guardia.
Todo esto me ha recordado esta situación, bastante
típica:
Supongamos que tienes una relación de pareja en fase
crítica. Poco o ningún sexo desde hace meses o incluso años (o solo “sexo
reproductivo”, cuando toca), y estás en fase autocrítica tratando de resolver
el asunto. Ganas locas de comerte crudo a tu marido no te van a entrar por arte
de magia, por mucho que le quieras, así que llega la noche, evitas quedarte
dormida delante de la tele, te pones tus cremas rápidamente, y te metes en la
cama con él antes de que se duerma.
En lugar de darle la espalda, inicias una maniobra de
acercamiento, y te encuentras con esto: ¿Ah, que hoy toca?
¿Qué te pasa por la cabeza en ese momento? Lo primero, ¡matarlo!
Lo segundo, responderle “¡Mira, tocaba, pero ya no toca! (gilipollas)”. Lo de
gilipollas te lo callas porque tampoco es plan de insultarle.
Eso es lo que
piensas, pero ¿qué haces en realidad? Buffff…. Si de verdad quieres intentar
cambiar las cosas, respiras hondo y sigues con tu maniobra, como si no hubieras
oído nada, pero como no hables un día de estos con él de lo mucho que te
molesta la frasecita, vas mal. Y lo malo es que en este punto ya no suele ser
fácil hablar, y entonces volverá a pasar lo mismo otro día, y alguna noche le
contestarás como te apetece, pero sin el "gilipollas", y otro día le soltarás lo de “gilipollas”, y al
final ya no lo intentarás, y se joderá todo, irremediablemente.
Así que si estás en la primera fase, mejor busca un sicólogo y trata de sobrevivir a una terapia de pareja, como os
conté aquí, porque no se me ocurre nada más, como no sea buscar un abogado.
Seguro que muchos pensarán “¿Qué poco espontáneo, no? ¿Y
el deseo donde queda?”. Eso lo dejamos para otro día, que si no esto se hace
muy largo y me salgo del tema, pero creo que tiene solución, o al menos “apaño”.