13 de julio de 2011

El láser, la miopía, y el cerebro


Como habréis imaginado los que me conocéis, últimamente estoy en modo madre casi siempre, y tener un hijo preadolescente y un enanito de cuatro meses con el constante pañales/teta/paseo, me mantiene bastante entretenida.
El caso es que los interrogatorios del mayor son diarios y a veces un tanto surrealistas. El último fue sobre la miopía, y como es un poco hipocondríaco, el resultado resumido fue este:

- ¿Mamá, yo puedo ser miope?
- Sí, claro.
- ¿Pero puedo serlo ya de niño, o de mayor?
- Pues hombre… de niño no creo, porque te habría salido antes. De mayor, a lo mejor.  Tú no pases muchas horas delante del ordenador y de la maquinita, por si acaso (hay que aprovechar cualquier oportunidad...).
- ¿Tú crees que yo voy a ser miope?
- Pero hijo, ¿cómo quieres que lo sepa? No soy adivina.
- ¿Y puedo tener de repente ocho miopías?
- Dioptrías… Pues no, ¡¿cómo vas a tener ocho de golpe?!
- ¿Y cinco?
- Pues tampoco, primero empezarías por un poquito y luego aumentaría.
- ¿Y puedo tener ahora cinco y no saberlo?
- ¡No, hombre, no! (joder con la miopía……..). Además, si te sale te ponemos gafas, que ahora las hay muy chulas, y si no, lentillas.
- ¿Tú llevaste lentillas?
- Sí, y luego me operé.
- ¿Y cómo te operan? ¿Te cortan el ojo?
- Te hacen unos cortes con láser, pero dura cinco minutos, no pasa nada.
- ¿Y duele?
- ¡No, hombre, te ponen anestesia, no te lo hacen a lo vivo!
- ¿Y te puedes morir?
- ¡Claro que no!
- ¿Seguro, seguro?
- Seguro…
- ¿Y te pueden atravesar el cerebro con el láser?
- ¡¡O_O!! ¡Pero vamos a ver! ¡Que no es una espada láser!

¡Madre mía! Y esto es un resumen, me tuvo un buen rato con el tema. Aunque lo cierto es que si algún día deja de interrogarme, lo echaré de menos.