17 de marzo de 2012

¿Es verdad que lo queremos todo?



La semana pasada se celebró el Día de la Mujer y yo pensaba publicar un post, pero llevo más de una semana intentando encontrar un rato para terminarlo, y no hay manera. He ido escribiendo a ratos, y al final he conseguido medio poner en claro lo que quería contar: mis conclusiones acerca de cómo y por qué las mujeres nos hemos dejado timar, porque después de casi veinte años trabajando (fuera de casa, se entiende), he llegado a esa conclusión y dudo mucho que algo me haga cambiar, al menos en este país llamado España.

Soy consciente de que el tono del post va a ser derrotista, y pensando en eso, me he dado cuenta de que si lo hubiera escrito hace años, habría sido totalmente distinto. A los 24 habría sido en plan “qué bien que he nacido en estos tiempos en los que ya no hay discriminación” (inocente que era una…). A los 34, a punto de separarme y con un hijo, habría pensado “¡Bufffff! Esto es más complicado de lo que yo creía, ¡pero no hay que desesperar, venceremos!” (ya era consciente de lo que había, pero me negaba a aceptarlo). Y a los 44, pues ahora os cuento….

¿Por qué soy tan negativa, se preguntarán algunos? ¿O debería decir algunos y algunas para no hacer “invisibles” a las mujeres? Anda que la perra que les ha entrado a determinados elementos y elementas con ese tema tiene tela… Pero esa es otra historia y como me líe con eso, no acabamos, así que vamos a lo que vamos: ¿Por qué las mujeres estamos tan quemadas con todo esto de la igualdad, el trabajo fuera de casa, los niños, los maridos, los amantes, …, con la vida en general? (Bueno, vale, no es para tanto, pero seguro que entendéis a qué me refiero). Vamos a verlo.

INCISO: Los que me conocen saben que no tengo nada en contra de los hombres, más bien todo lo contrario. Que nadie piense que este post es un alegato feminista contra los hombres, porque nada más lejos de la realidad. Mi feminismo empieza y acaba en el día a día, tratando de vivir con el convencimiento de que “somos iguales pero diferentes”, y no me gustan las actitudes radicales. En este tema en concreto creo que tenemos mucha culpa compartida, aunque confieso que no sé dónde está la solución. La próxima vez hablaremos de algo menos serio, como el amor libre o algo así ;).

1. En parte porque lo queremos todo, como bien dice Maitena, o más bien se nos ha hecho creer que debemos tenerlo todo.

2. Porque nos pasamos de autoexigentes y queremos llegar a todo y a ser posible, ser las mejores. La meta es ser la superwoman, a lo que podamos llegar es otra cosa, pero bajar el listón nos cuesta sangre, sudor y lágrimas.

3. Porque tenemos perdida la batalla de la conciliación, al menos en este país. Dile a tu jefe, si eres hombre, “esta tarde no vengo, que tengo que llevar al niño al pediatra”. Se muere de risa. O que vas a pedir una reducción de jornada por guarda legal… ¡Si no te ha dejado ni coger los quince días de paternidad! O que vas a salir a las siete de la tarde (ojo, las siete, no las cinco ni las seis…) para poder tener un poco de vida, de vida a secas, tampoco nada del otro mundo. El día que entendamos que tener hijos es cosa de dos, y que nuestra supervivencia futura, en el sentido más amplio de la palabra, depende de ello, puede que entonces se nos empiece a cuidar un poco y no se vea la conciliación como algo negativo. Pero en un país donde lo que cuenta realmente es “echar horas”, ¿qué podemos esperar? Más de lo mismo, no hay duda.

4. Porque no nos engañemos y que nadie se ofenda, que no es mi intención, pero pocos hombres valoran el trabajo del ama de casa, y de ese, aunque sea solo en parte, no nos libramos casi ninguna. Y hay que añadirlo al de la oficina, claro, porque no restan, solo suman.

5. Porque llevamos en la cabeza nuestra agenda y la del resto de la familia, pero solo tenemos un cerebro y dos manos.

6. Porque a igualdad de trabajo, ganamos menos que los hombres.

7. Porque siendo mujer tienes que estar siempre demostrando lo que vales, y eso, francamente, resulta agotador. Yo ya me he cansado, lo confieso. Hasta que cumplí los cuarenta, era algo que me indignaba. Te conocía alguien nuevo, y empezaba el examen, con cara de “a ver esta chiquita qué sabe”. A partir de los cuarenta dije “paso, no tiene solución”, somos iguales pero diferentes y no se nos trata igual. Ya está, no hay más, o lo tomas o acabas con una úlcera.

8. Porque para llegar a un puesto directivo tienes que luchar contra viento y marea, con apenas un 10% de posibilidades de llegar a lo más alto, y alrededor de un 30% de llegar a un cargo intermedio.

9, y ya no sigo. Porque además tienes que intentar estar siempre mona y arreglada, que no se te desmadre la báscula, luchar contra las arrugas, la celulitis, las alas, la flacidez, y no sé cuantas cosas más.


Total, que al final nos hemos incorporado al mercado laboral y trabajamos dos por el precio de uno, nuestros hijos apenas nos ven el pelo, nosotras llegamos a casa y nos echamos a la espalda la mayor parte de la logística familiar, las parejas se rompen porque con semejante vida ya no queda tiempo ni para vivir, y lo peor de todo es que no hay marcha atrás porque con un solo sueldo no se vive, y porque, estemos cansadas o no, nos gusta tener una profesión.

Complicado, ¿verdad? Yo confieso que he tirado la toalla. Estoy harta de pelear y de demostrar, y aunque no voy a renunciar a mi derecho al trabajo, ya no me da vergüenza pedir una reducción de jornada para cuidar de mi familia, porque me necesitan y porque me gusta hacerlo. Y si eso supone que quien me pueda contratar me mire con recelo pensando que la realidad es que solo quiero llevar un sueldo a casa porque no tengo más remedio (cosa que tampoco sería un crimen, pero bueno...) y que no me implico en el trabajo, sinceramente me jode mucho porque no es cierto, pero llega un momento en el que me da igual lo que piensen. Si algo bueno tiene cumplir años, es que acabas sabiendo lo que quieres y lo que no.


El caso es que la batalla fuera de casa estamos lejos de haberla ganado, pero ¿y la de dentro? Os cuento un par de historias de las que me contaban las amigas estos días en el que el tema ha estado de moda, y ya me diréis.

Escena nº1 (la más típica): Llegas a tu casa a las ocho de la noche, doce horas fuera de casa, un día de mierda, todo prisas, te has tenido que saltar tu clase de yoga, casi no has tenido tiempo de comer y mucho menos de almorzar, hoy tu jefe “tenía la regla” y te has llevado un par de broncas que no te merecías, el fontanero ha pasado de ti y el lavabo sigue goteando, la nevera está medio vacía y no sabes qué vas a hacer para cenar, tienes una montaña de ropa para planchar, a tu hijo le vas a acabar grabando un disco de “superventas” con las frases del TOP 10 (recoge tu cuarto / tu mochila pesa como un muerto y te vas a estropear la espalda /¿te has lavado los dientes?/¿cómo llevas las uñas?/¿te has puesto desodorante?/¿cuánto hace que no lees un libro?/ que no te vea con la Nintendo / está en su sitio / no dejes las zapatillas en el salón,…. ¡Aaaaaah!).

Estás agotada y sólo es lunes. Al llegar a casa buscas un poco de comprensión en tu marido. Pero en ese momento él está en otra onda, así como empezando a desconectarse, como cuando el ordenador pone el salvapantallas. Porque, entiéndelo, él ha trabajado también doce horas… solo eso, de lo demás nada, pero bueno, ha trabajado mucho, vamos a dejarlo ahí. Y llegas tú con cara de loca, quejándote no se sabe muy bien de qué. Porque vamos a ver ¿no haces lo mismo todos los días? ¿y sin quejarte? ¿y nunca pierdes la sonrisa? Es que a las tías no hay quién os entienda… Pero mira, hoy da la casualidad de que estás hasta los mismísimos porque a veces te pasas tanto de vueltas que no puedes más, y necesitas que te escuchen. Solo eso, que te escuchen y te hagan unos cuantos mimitos, para que el día tenga un poco de sentido. Pero no, al hombre de la casa le pilla por sorpresa y se sale por la tangente con un “pues deja de trabajar…”, con cara de ni-se-te-ocurra-pensarlo-que-tenemos-que-pagar-la-hipoteca.

¿Y tú qué haces entonces? Algo parecido a esto y en este orden:  Primero no te lo puedes creer… silencio sepulcral… 10 segundos en los que pasa por tu mente la escena de Psicosis, y por supuesto tú eres la abuela. Piensas “lo-ma-to…”. No “¡LO MATOOO!!!. No. “lo mato…” con puntos suspensivos, así, bajito, que es peor. Estás pensando de qué manera lo matas. Y mientras, él te desafía con la mirada, como diciendo “claro, si es que me dices unas tonterías…”.

A ver, una pausa: en este punto, si no quieres que se arme la gorda, mándale a tomar por saco y vete a tu clase yoga, o de spinning, o de lo que sea si todavía te quedan 5 min para llegar, y la cena que la haga él. Porque si tratas de explicarle lo jodido que es ser mujer, estás muerta.

Pero si decides seguir, lo normal es que al principio te muerdas la lengua y trates de explicarle por qué extraña razón estás tan cansada, y no veas como le digas “¿qué tal si me pido una reducción de jornada?”. “¡Comooorl! ¿Y cómo vamos a pagar la hipoteca si tú no trabajas todo el día? ¡Tendré que poner yo más parte!” Que tú hagas “otras cosas” no cuenta, como eso es gratis, pues nada, ¡todo por la patria!


Escena nº2 (la más atípica): Me salto la puesta en escena, que se resume en tener que hacer veinte cosas a la vez, y cuando te piden que hagas la número 21, o te preguntan por qué no has hecho ya la número 10, pasa algo así:

Ella: ¡Cariño, no me pidas más cosas, que parezco la mujer orquesta!
Él: ¡Jajaja! Ah, ¿síiiiii? Mmm... Pues podías tocar un poco la flauta…. :P

Si es que así no se puede, esto no es serio… ;)




2 de marzo de 2012

Las mujeres y el ordenador



Haciendo limpieza he encontrado este correo que me mandó hace tiempo un amigo, y la verdad es que me he reído bastante, hay algunos casos que no tienen desperdicio. Por supuesto, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia :P.


Conversaciones (supuestamente) reales registradas entre un Servicio de Asistencia Técnica y usuarias (mujeres) de equipos informáticos.  

Caso 1
Técnico de Servicio: ¿Qué computador tiene?
Usuaria: Uno blanco.
Técnico de Servicio:  (Silencio)

Caso 2
Usuaria: ¡Hola!. No puedo sacar el disquete de la disquetera.
Técnico de Servicio: ¿Ha intentado apretar el botón?
Usuaria: Sí, claro, está como pegado...
Técnico de Servicio: Eso no suena bien, tomaré nota.
Usuaria: No... Espera... No había metido el disquete... está todavía en la mesa..., gracias.

Caso 3
Técnico de Servicio: Haga clic sobre el ícono de 'Mi PC', a la izquierda de la pantalla.
Usuaria: ¿Su izquierda o mi izquierda?

Caso 4
Técnico de Servicio: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
Usuaria: Hola, no puedo imprimir.
Técnico de Servicio: Por favor dé clic en 'inicio' y...
Usuaria: Escuche, no empiece con tecnicismos, no soy experta en computadores. ¡Coño!

Caso 5
Usuaria: Hola, buenas tardes, no puedo imprimir, cada vez que lo intento dice 'No se encuentra impresora'. He cogido incluso la impresora, la he colocado en frente del monitor pero el ordenador todavía dice que no la puede encontrar.

Caso 6
Usuaria: Tengo problemas para imprimir en rojo.
Técnico de Servicio: ¿Tiene una impresora a color?
Usuaria: No, la mía es blanca.

Caso 7
Técnico de Servicio: ¿Qué ve en su monitor ahora mismo?
Usuaria: Un osito de peluche que mi novio me compró.

Caso 8
Técnico de Servicio: Ahora, pulse F8.
Usuaria: No funciona.
Técnico de Servicio: ¿Qué hizo exactamente?
Usuaria: Presionar la F 8 veces como me dijiste, pero no ocurre nada.

Caso 9
Usuaria: Mi teclado no quiere funcionar.
Técnico de Servicio: ¿Está segura de que está conectado?
Usuaria: No lo sé. No alcanzo la parte de atrás.
Técnico de Servicio: Coja el teclado y dé diez pasos hacia atrás.
Usuaria: ok
Técnico de Servicio: ¿El teclado sigue con usted?
Usuaria:
Técnico de Servicio: Eso significa que el teclado no está conectado ¿Hay  algún otro teclado?
Usuaria: Sí, hay otro aquí. Huy,..... ¡¡¡Este sí funciona!!!

Caso 10
Técnico de Servicio: Tu password es 'a' minúscula de andamio, V mayúscula de Víctor,  y el número 7...
Usuaria: ¿7 en mayúscula o minúscula?

Caso 11
Usuaria: No puedo conectarme a Internet, aparece error de clave.
Técnico de Servicio: ¿Está segura de que está utilizando el password correcto?
Usuaria: Sí, estoy segura, vi a mi esposo escribirlo.
Técnico de Servicio: ¿Me puede decir cuál era el password?
Usuaria: 5 asteriscos. Los vi claritos....

Caso 12
Usuaria: Tengo un grave problema. Un amigo me puso un protector de pantalla, pero cada vez que muevo el ratón desaparece... Que hago para que no desaparezca?
Técnico de Servicio:   (Pensamiento): 'Que hijaputa tan bruta’ .

Caso 13
Usuaria: No logro encontrar el simbolito para abrir el Word.
Técnico de Servicio: Mire en el escritorio. ¿Qué tiene ahí?
Usuaria: Muchos papeles, mi bolso y mi celular.

Caso 14
Usuaria: No logro visualizar el documento de Word que tenía abierto ...
Técnico de Servicio: Fíjese en la parte inferior y abra la ventana que se encuentra minimizada por favor ...
Usuaria: Sr. técnico, mi ventana la tengo abierta porque está haciendo mucho calor ... no me crea tan bruta por favor ...
 
Caso 15
Usuaria: ¿Cómo hago para escuchar un CD de música?
Técnico de Servicio: Haga clic en MI PC.  
Usuaria: ¿En el mío o en el suyo?





Y por cortesía de Blue: