La semana pasada se celebró el
Día de la Mujer y yo pensaba publicar un post, pero llevo más de una semana
intentando encontrar un rato para terminarlo, y no hay manera. He ido
escribiendo a ratos, y al final he conseguido medio poner en claro lo que quería
contar: mis conclusiones acerca de cómo y por qué las mujeres nos hemos dejado
timar, porque después de casi veinte años trabajando (fuera de casa, se
entiende), he llegado a esa conclusión y dudo mucho que algo me haga cambiar,
al menos en este país llamado España.
Soy consciente de que el tono del
post va a ser derrotista, y pensando en eso, me he dado cuenta de que si lo
hubiera escrito hace años, habría sido totalmente distinto. A los 24 habría
sido en plan “qué bien que he nacido en
estos tiempos en los que ya no hay discriminación” (inocente que era una…).
A los 34, a punto de separarme y con un hijo, habría pensado “¡Bufffff! Esto es más complicado de lo que
yo creía, ¡pero no hay que desesperar, venceremos!” (ya era consciente de
lo que había, pero me negaba a aceptarlo). Y a los 44, pues ahora os cuento….
¿Por qué soy tan negativa, se
preguntarán algunos? ¿O debería decir algunos y algunas para no hacer
“invisibles” a las mujeres? Anda que la perra que les ha entrado a determinados
elementos y elementas con ese tema tiene tela… Pero esa es otra historia y como
me líe con eso, no acabamos, así que vamos a lo que vamos: ¿Por qué las mujeres
estamos tan quemadas con todo esto de la igualdad, el trabajo fuera de casa,
los niños, los maridos, los amantes, …, con la vida en general? (Bueno, vale,
no es para tanto, pero seguro que entendéis a qué me refiero). Vamos a verlo.
INCISO: Los que me conocen saben que no
tengo nada en contra de los hombres, más bien todo lo contrario. Que nadie
piense que este post es un alegato feminista contra los hombres, porque nada
más lejos de la realidad. Mi feminismo empieza y acaba en el día a día,
tratando de vivir con el convencimiento de que “somos iguales pero diferentes”,
y no me gustan las actitudes radicales. En este tema en concreto creo que
tenemos mucha culpa compartida, aunque confieso que no sé dónde está la
solución. La próxima vez hablaremos de algo menos serio, como el amor libre o
algo así ;).
1. En parte porque lo queremos todo,
como bien dice Maitena, o más bien se nos ha hecho creer que debemos tenerlo
todo.
2. Porque nos pasamos de
autoexigentes y queremos llegar a todo y a ser posible, ser las mejores. La
meta es ser la superwoman, a lo que podamos llegar es otra cosa, pero bajar el
listón nos cuesta sangre, sudor y lágrimas.
3. Porque tenemos perdida la batalla
de la conciliación, al menos en este país. Dile a tu jefe, si eres hombre, “esta tarde no vengo, que tengo que llevar
al niño al pediatra”. Se muere de risa. O que vas a pedir una reducción de
jornada por guarda legal… ¡Si no te ha dejado ni coger los quince días de
paternidad! O que vas a salir a las siete de la tarde (ojo, las siete, no las
cinco ni las seis…) para poder tener un poco de vida, de vida a secas, tampoco
nada del otro mundo. El día que entendamos que tener hijos es cosa de dos, y
que nuestra supervivencia futura, en el sentido más amplio de la palabra,
depende de ello, puede que entonces se nos empiece a cuidar un poco y no se vea
la conciliación como algo negativo. Pero en un país donde lo que cuenta
realmente es “echar horas”, ¿qué podemos esperar? Más de lo mismo, no hay duda.
4. Porque no nos engañemos y que
nadie se ofenda, que no es mi intención, pero pocos hombres valoran el trabajo
del ama de casa, y de ese, aunque sea solo en parte, no nos libramos casi ninguna. Y
hay que añadirlo al de la oficina, claro, porque no restan, solo suman.
5. Porque llevamos en la cabeza
nuestra agenda y la del resto de la familia, pero solo tenemos un cerebro y dos
manos.
6. Porque a igualdad de trabajo,
ganamos menos que los hombres.
7. Porque siendo mujer tienes que estar
siempre demostrando lo que vales, y eso, francamente, resulta agotador. Yo ya
me he cansado, lo confieso. Hasta que cumplí los cuarenta, era algo que me
indignaba. Te conocía alguien nuevo, y empezaba el examen, con cara de “a ver esta chiquita qué sabe”. A
partir de los cuarenta dije “paso, no
tiene solución”, somos iguales pero diferentes y no se nos trata igual. Ya
está, no hay más, o lo tomas o acabas con una úlcera.
8. Porque para llegar a un puesto
directivo tienes que luchar contra viento y marea, con apenas un 10% de
posibilidades de llegar a lo más alto, y alrededor de un 30% de llegar a un
cargo intermedio.
9, y ya no sigo. Porque además tienes que intentar estar siempre mona y arreglada, que no se te desmadre la báscula, luchar contra las arrugas, la celulitis, las alas, la flacidez, y no sé cuantas cosas más.
Total, que al final nos hemos
incorporado al mercado laboral y trabajamos dos por el precio de uno, nuestros
hijos apenas nos ven el pelo, nosotras llegamos a casa y nos echamos a la
espalda la mayor parte de la logística familiar, las parejas se rompen porque
con semejante vida ya no queda tiempo ni para vivir, y lo peor de todo es que no hay marcha atrás porque con un solo sueldo no se vive, y porque, estemos
cansadas o no, nos gusta tener una profesión.
Complicado, ¿verdad? Yo confieso
que he tirado la toalla. Estoy harta de pelear y de demostrar, y aunque no voy
a renunciar a mi derecho al trabajo, ya no me da vergüenza pedir una reducción
de jornada para cuidar de mi familia, porque me necesitan y porque me gusta hacerlo.
Y si eso supone que quien me pueda contratar me mire con recelo pensando que la
realidad es que solo quiero llevar un sueldo a casa porque no tengo más remedio (cosa que tampoco sería un crimen, pero bueno...) y que no me implico en el trabajo, sinceramente me jode mucho porque no es
cierto, pero llega un momento en el que me da igual lo que piensen. Si algo
bueno tiene cumplir años, es que acabas sabiendo lo que quieres y lo que no.
El caso es que la batalla fuera
de casa estamos lejos de haberla ganado, pero ¿y la de dentro? Os cuento un par
de historias de las que me contaban las amigas estos días en el que el tema
ha estado de moda, y ya me diréis.
Escena nº1 (la más típica): Llegas a tu casa a las ocho de la
noche, doce horas fuera de casa, un día de mierda, todo prisas, te has tenido
que saltar tu clase de yoga, casi no has tenido tiempo de comer y mucho menos
de almorzar, hoy tu jefe “tenía la regla” y te has llevado un par de broncas
que no te merecías, el fontanero ha pasado de ti y el lavabo sigue goteando, la
nevera está medio vacía y no sabes qué vas a hacer para cenar, tienes una
montaña de ropa para planchar, a tu hijo le vas a acabar grabando un disco de
“superventas” con las frases del TOP 10 (recoge
tu cuarto / tu mochila pesa como un muerto y te vas a estropear la espalda /¿te
has lavado los dientes?/¿cómo llevas las uñas?/¿te has puesto desodorante?/¿cuánto
hace que no lees un libro?/ que no te vea con la Nintendo / está en su sitio /
no dejes las zapatillas en el salón,…. ¡Aaaaaah!).
Estás agotada y sólo es lunes.
Al llegar a casa buscas un poco de comprensión en tu marido. Pero en ese momento
él está en otra onda, así como empezando a desconectarse, como cuando el
ordenador pone el salvapantallas. Porque, entiéndelo, él ha trabajado también doce horas… solo eso, de lo demás nada, pero bueno, ha trabajado mucho, vamos a
dejarlo ahí. Y llegas tú con cara de loca, quejándote no se sabe muy bien de
qué. Porque vamos a ver ¿no haces lo mismo todos los días? ¿y sin quejarte? ¿y nunca pierdes la sonrisa? Es que a las tías no hay quién os entienda… Pero mira, hoy
da la casualidad de que estás hasta los mismísimos porque a veces te pasas
tanto de vueltas que no puedes más, y necesitas que te escuchen. Solo eso, que te
escuchen y te hagan unos cuantos mimitos, para que el día tenga un poco de sentido.
Pero no, al hombre de la casa le pilla por sorpresa y se sale por la tangente
con un “pues deja de trabajar…”, con
cara de ni-se-te-ocurra-pensarlo-que-tenemos-que-pagar-la-hipoteca.
¿Y tú qué haces entonces? Algo parecido
a esto y en este orden: Primero no te lo puedes
creer… silencio sepulcral… 10 segundos en los que pasa por tu mente la escena
de Psicosis, y por supuesto tú eres la abuela. Piensas “lo-ma-to…”. No “¡LO MATOOO!!!. No. “lo mato…” con puntos suspensivos,
así, bajito, que es peor. Estás pensando de qué manera lo matas. Y mientras, él
te desafía con la mirada, como diciendo “claro,
si es que me dices unas tonterías…”.
A ver, una pausa: en este punto,
si no quieres que se arme la gorda, mándale a tomar por saco y vete a tu clase
yoga, o de spinning, o de lo que sea si todavía te quedan 5 min para llegar, y
la cena que la haga él. Porque si tratas de explicarle lo jodido que es ser
mujer, estás muerta.
Pero si decides seguir, lo normal
es que al principio te muerdas la lengua y trates de explicarle por qué extraña
razón estás tan cansada, y no veas como le digas “¿qué tal si me pido una reducción de jornada?”. “¡Comooorl! ¿Y cómo vamos a pagar la
hipoteca si tú no trabajas todo el día? ¡Tendré que poner yo más parte!”
Que tú hagas “otras cosas” no cuenta, como eso es gratis, pues nada, ¡todo por
la patria!
Escena nº2 (la más atípica): Me salto la puesta en escena, que se
resume en tener que hacer veinte cosas a la vez, y cuando te piden que hagas la
número 21, o te preguntan por qué no has hecho ya la número 10, pasa algo así:
Ella: ¡Cariño, no me pidas más cosas, que parezco la mujer orquesta!
Él: ¡Jajaja! Ah, ¿síiiiii? Mmm... Pues podías tocar un poco la flauta…. :P
Si es que así no se puede, esto
no es serio… ;)
Estoy de acuerdo contigo en que nos han hecho creer muchas cosas que no son ciertas, y una de ellas es lo que afirmas en el punto 6. Te puedo dar la explicación completa, que es muy interesante, pero demasiado larga para que Blogger me la deje poner en un comentario. Te la envío por e-mail.
ResponderEliminarTienes TODA la razón del mundo!
ResponderEliminarQuizás es una de las razones por las que va mal el país!
Y otra de las razones por las que los jóvenes prefieren un perro a un niño... difícil entenderlo pero es así!
Pues si, yo siempre lo he dicho
ResponderEliminarA mi no me molestaría ser una mantenida. Aunque no me "realice" como mujer.
Lo que pasa es que no me dejan :P
Completamente de acuerdo: la conciliación es un invento que no funciona. Me niego a trabajar dentro y fuera de casa. Mil cambios realistas necesita esta sociedad para que las mujeres seamos respetedas en todos los ámbitos... mientras tanto todo se queda en bonitas palabras...
ResponderEliminarBrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!!!
http://lahuellademisendero.blogspot.com/
La cuestión es que siempre hay que hacer lo mismo que los hombres pero mejor, para que empiecen a pensar que igual vales algo menos que ellos... Y eso sin contar con todo lo que hay que hacer en casa, que eso nunca se cuenta...
ResponderEliminarAsí no se puede, no. Tienes razón.
Besos, guapa!
Y luego me criticais (esto no va por ti, es genérico) cuando digo que no conozco "el famoso reloj biológico", y que no me recaso ni jarta vino, y sólo busco amantes complacientes y que me hagan sentir bien; que ni sean unos tristes, ni me den malos ratos...
ResponderEliminarSé positivamente que si todas pensaran como yo se extinguiría la especie, pero a cambio me ahorro estos cabreos y estos post.
Y en mi egoismo de rubia me vale. Soy feliz.
Tienes razón en absolutamente todo lo que has dicho. Y lo peor es que no hay maldad en los actos de ellos. Y esperamos encima que sean adivinos, cuando el genoma masculino es el que es.
Escribí un post hace tiempo de esos cachondos en el que decía que estábamos programadas genéticamente para detectar las gurruñañas de polvo en el suelo, y ellos para manejar el mando de la tele.
La sociedad y la vida son un reflejo a veces de la naturaleza..todo es complicado. Y he optado por simplificar.
Hago una excepción al comentarte a ti y no al resto... jijiji (no se me vaya a enfadar nadie).
ResponderEliminarYo siempre he dicho que quiero ser una "mujer-florero", pero no en el sentido como lo entendian nuestras abuelas, me explico: Yo quiero, es más, necesito, cuidar de mis hijos a tiempo completo, hacerles la comida y la cena, hacer los deberes con ellos, prepararles la ducha, etc. Y no es un capricho, ni que quiera ser mantenida, es que como madre lo necesito (de hecho, los días que ellos están con su padre la gente me dice que así descanso, y yo me vuelvo loca, porque estar sin ellos es lo que me agobia). Por otro lado, me encanta cocinar para mi familia, y además, aunque las tareas domésticas no me encantan (como a nadie, creo) es algo que no me molesta.
Y a mí no me hace falta cobrar un dinero para sentirme realizada (y no es que yo sea rica, que vosotras ya sabéis mis circunstancias) lo que quiero decir es que trabajar para mí, y para mi familia, es lo que hace que me sienta más realizada que nada.
Un beso!!
Y aún no he dicho ni la mitad de lo que pienso... jijiji... ahí lo dejo.
ResponderEliminarMaireen, luego lo leo, que acabo de ver tu correo. De todos modos, yo hablo por mi experiencia y lo que he visto en mi entorno, en un trabajo tradicionalmente masculino, y por supuesto en la empresa privada (la administración es otra historia, porque ahí se funciona por categorías, pero en la empresa privada no es lo mismo). Y yo tengo mi teoría de por qué ocurre: se considera que tu sueldo "completa" al de tu marido, es una especie de "plus" que entra en casa por tu trabajo, tu no tienes que mantener a tu familia, pero él sí. Si todavía cazáramos para vivir, él llevaría el venado y tú la liebre, para entendernos, aunque te cueste el mismo tiempo cazarla. En una ocasión, cuando pedí una subida de sueldo que ya hacía tiempo que me correspondía, la pregunta de mi jefe fue: "¿y cuánto gana tu marido?". Me quedé a cuadros, porque sabía por donde iba. Si mi marido tenía un buen sueldo, a mí me iba a subir menos, y lo que hice fue negarme a contestar. A mis compañeros hombres te aseguro que no les hacía esa pregunta. En fin, no me enrollo más, que el tema da para un post entero, igual otro día me animo.
ResponderEliminarPrincesa, yo tengo claro que nos iría mejor con otra mentalidad, nosotros seguimos anclados en el pasado. Y luego se les llena la boca a los políticos hablando de productividad y cosas así, pero luego dicen que tenemos que trabajar mas. No sé como, a lo mejor los sábados...
Eva, yo no lo decía, pero la verdad es que ahora no diría que no, te lo aseguro!
Susana, la conciliación es una de las grandes asignaturas pendientes que tenemos. A mí no me importa conciliar más yo, y entiendo que nos resulta seguramente más natural que a ellos (aunque todo es cuestión de cambiar un poco el chip), pero solo pido que se respete el echo de que uno de los dos lo tiene que hacer y no por eso va a ser una carga para la empresa. Al fin y al cabo, cuando trabajas un 50% de la jornada, te pagan un 50%, y cualquiera diría que te están regalando algo, que suele ser la sensación del empresario.
Lourdes, si es somos bobas, nos empeñamos en demostrar que lo podemos hacer casi todo, y nos dejamos la salud, la física y la mental.
Fiebre, eres la más lista! Y no creas que lo digo en broma. Yo porque tengo una vena materna que me pierde, que si no igual habría optado por la soltería activa. Y tengo claro que no hay maldad en lo que hacen, simplemente las cosas son así.
Muchos besos a todas :).
Tienes toda la razón del mundo!
ResponderEliminarNo me extraña que hayas tirado la toalla, y lo malo es que esto no tiene solución, para los tíos tampoco sirve este modelo, por eso tanto divorcio. Bueno si, es que este modelo no sirve para nada, no se puede vivir así, hay que cambiarlo totalmente, pero es jodidamente difícil, porque tiene que empezarse de cero, y claro, es poco menos que imposible.
Cada vez que veo a mis hijas, sus vidas, las de sus parejas, pienso que no seria capaz de vivir en pareja de esa manera y me alegro un montón de llevar tantos años viviendo solo.
Lástima que Maireen no publique su comentario, me interesa mucho.
Insisto, tienes razón, yo pienso igual que tu.
Besos y salud
DANYGIRL, te acabo de leer, y me alegro de verte por aquí :). Pues fíjate que te entiendo muy bien, porque a mí ahora me pasa algo parecido (bueno, lo de las tareas de la casa lo llevo muy mal, eso sí...). Me gusta cuidar de los míos y no necesito que me den dinero a cambio, aunque sí que quiero que se me reconozca ese trabajo en lo que vale, y eso a veces es lo que más cuesta, por eso creo que en parte optamos por trabajar fuera, para que al menos se nos reconozca algo (aunque luego va y nos sale el tiro por la culata...).
ResponderEliminarUn besote.
Genín, no se puede vivir así, yo lo tengo claro. Se puede sobrevivir, y no siempre, pero realmente merece la pena? Para mí la solución está en un punto intermedio, me explico: si no tienes hijos todo puede funcionar más o menos bien con este modelo, pero cuando tienes hijos la cosa cambia. para mí en ese momento lo único viable es que la mujer trabaje menos horas y sólo por la mañana (lo ideal para mí son 4 horas cuando todavía tienes alguno muy pequeño que no vaya al colegio, y después quizá 5 o 6 horas, pero no más). El caso es que por las tardes haces falta en casa, tus hijos te necesitan y tú necesitas tiempo para poner un poco de orden y no morir en el intento.
ResponderEliminarA lo de las tardes le he dado yo mil vueltas este último año, y me he dado cuenta de que la mayoría de nosotros no nos damos cuenta del valor que tenía llegar a casa del colegio y que estuviera tu madre. Su sola presencia daba una seguridad y una tranquilidad que no puede sustituir nadie. Pero como lo teníamos porque era "lo normal", no nos dábamos cuenta de lo importante que era. A mí me pasa ahora algo parecido a lo que dice Danygirl, yo me siento mal si no estoy por la tarde con mis hijos.
Aparte de eso, hay algo que no he comentado en el post porque no he caído en ese momento: el "pilar" de una familia, entendiendo por "pilar" lo que la sujeta, suele ser la mujer, y si ella falla la familia ya no se sostiene. Pero si nosotras estamos agotadas, hasta el punto de que a veces no podemos con el peso del día a día, y un día nos hundimos, difícilmente nuestros maridos aguantarán el tirón y nos sacarán a flote. Y eso es así, nos guste o no. En realidad somos las más fuertes, pero no somos incombustibles. Y el caso es que yo caí en la cuenta de que esto era así hace un par de años, no mucho más, y me sorprendió no haberme dado cuenta antes, pero supongo que forma parte de todo lo que hemos perdido en estos años. Nos hemos creído que tenemos un rol que en realidad no es del todo natural, y hasta que no encontremos un equilibrio, nos seguirá yendo cada vez peor.
En fin, vaya rollo te he soltado! :D
Un beso de buenas noches.
No, nada de rollo, y vuelvo a estar de acuerdo contigo, quizá estaba mejor el modelo de nuestros abuelos que este, dentro de su imperfección, era mucho mas humano, pero ahora en esta sociedad de consumo, somos unos infelices, quizá se podría paliar un poco el problema, y mas que nadie la mujer que además es una esclava, si la pareja estuviera de acuerdo que la mujer trabaje mientras no sea madre, pero luego, o trabajar a tiempo parcial, o trabajar en casa, que bastante es, pero claro, siempre está renunciando la mujer a su vida profesional y tampoco es justo, por eso decía yo que no tiene solución, de no ser que esta sociedad cambie de modelo. Al final, va a tener que hacerlo, esto no es sostenible.
ResponderEliminarBesos y salud
Genín, la verdad es que resulta duro, siendo mujer, llegar a esa conclusión, y estoy totalmente de acuerdo contigo. Al final tienes que renunciar a algo, o a estar más con tus hijos (con el riesgo que eso conlleva, no hay más que ver como están los niños de hoy en día, o a trabajar, al menos "como un hombre". Es una elección muy difícil en muchos casos. Lo que está claro es que hay que cambiar las cosas, y lo acabaremos haciendo, pero a base de palos. Hemos basado nuestra vida en el consumo, y nos está pasando factura. Cuando dentro de unos años haya caído la natalidad en picado, hayan emigrado miles de jóvenes, y no haya forma de sostener las pensiones, ni la sanidad, ni nada de nada, a la fuerza cambiaremos. Yo estoy convencida de que vamos a volver a una vida mucho más austera, queramos o no.
ResponderEliminarUn besote!
Mmm...asunto complicado. Mejor no darle muchas vueltas y tirar p'alante como siempre.
ResponderEliminarA mis abuelas nunca las oí quejarse. Y si, ya sé que eran otros tiempos, pero ni mejores ni peores, distintos.
Besos.
¡Estas gallegas son la hostia!...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Yo me conformo con vuestro oro y vuestros órganos vitales. Soy muy buena persona.
ResponderEliminarUn besi.
En algún momento se crearon unas expectativas tremendas e irreales para las demandas femeninas, como dices por arriba. Lo digo porque quizá se subestimaron las inercias inmensas de todo tipo, tanto genéticas como sociales, que conspiraban para mantenerlo todo igual.
ResponderEliminarY habiendo mejorado todo bastante, también es cierto que algunas se comportan como los personajes de Maitena, jaja, deseando una cosa al tiempo que la contraria. Por la misma, los hombres nos enfrentamos igualmente a decepciones vitales de todo tipo como vosotras, nunca lo olvideis, aaay (modo lamentación existencialista ON)
Blue, yo hasta hace poco había tirado p'alante, como dices tú, pero creo que lo que me ha hecho pararme a pensar, y te aseguro que he pensado mucho, quizá demasiado, ha sido tener otro hijo pasados los 40 y tanto tiempo después de haber tenido el primero. En estos meses me he ido dando cuenta de todas las cosas que yo me he perdido y de todas las cosas de las que he privado al mayor. Y sinceramente, me planteo muchas veces si ha merecido la pena. Tampoco es que el mayor esté mal, ni mucho menos, pero dedicarle al pequeño mucho más tiempo, y de rebote también al mayor, ha cambiado mucho las cosas en mí y en mi casa. Para bien, por supuesto. El caso es que no tengo claro si hay elección, o si es mejor no pensar mucho. Lo que a mí me da miedo es que llegue un día, ya demasiado tarde, y cuando me pare a pensar se me eche el mundo encima.
ResponderEliminarGenín, si es que los gallegos y sus respuestas a la gallega son únicos! :D
Larisa, menos mal que te conformas con poco :P.
Frankie, totalmente cierto, llegamos a pensar que podíamos trabajar como los hombres sin pagar un precio elevadísimo, y nos equivocamos completamente. A ver como lo arreglamos ahora. Lo de las decepciones de los hombres es interesante, pero cuales son? Yo tengo mis ideas, pero como no soy hombre, seguramente estoy equivocada. Imagino que también habéis empezado a pensar demasiado y os empiezan a pesar cosas más "femeninas" como pasar más tiempo con la familia, o tener un trabajo que os guste. Por eso luego llegan los 40 con su crisis, que a algunos les da realmente fuerte. ¿Qué cosas os decepcionan a vosotros? venga, dame material para escribir algo... ;)
Muchos besos para todos.
Bueno, que te des cuenta de la estafa, que las mujeres os deis cuenta, es una prueba más de que de tontas no tenéis ni un pelo.
ResponderEliminarDesde el momento en el que con un solo sueldo no puede pasar una familia, esto es una estafa. Y me da igual que el sueldo lo aporte el hombre o la mujer.
Partiendo ya de esa base todo el circo se sostiene con parches mal metidos y peor desarrollados, ¿por qué un empresario va a querer pagar bajas de maternidad, etc? ¿Por qué va a ascender a una mujer que leva a faltar al trabajo, no va a echar las horas que haga falta y un día cualquiera se le preña? En este tablero de juego las leyes son inútiles, la realidad se impone.
¿Que los hombres se encarguen también de los hijos tanto como las mujeres? Sí, ya, el argumento es precioso, pero para eso deberíais dejar de pensar que "el hijo es vuestro" y considerar al marido como un mero aporte cromosómico, un compañero y una ayuda para la crianza. Y no digo que esto esté mal, digo que contra la biología no se puede luchar.
En algún punto no estoy de acuerdo contigo, todo no puede ser, jaja, creo que ya te explicó Maireen la falsedad de la desigualdad de salarios, pero en general comparto tu visión. Y no me parece negativa, es lo que hay. Lo que pasa es que a las mujeres os vendieron tanto la moto (la siguen vendiendo) de los superespeciales divinas magníficas megainteligentes que erais, que la hostia al aterrizar era inevitable.
Besos.
Ah, Sue, que me mojo; en cuanto tenga un rato te cuento decepciones desde la parte masculina. La particular mía, claro, no creo que sea generalizable.
ResponderEliminarSu, cariño, que el estoy dando vueltas al tema y mis decepciones son vitales, no "masculinas". A nosotros nadie nos vendió la moto de que éramos superguays y se nos iba a regalar la vida debido a nuestra superior condición sexual; desde siempre supe que la vida era dura, que había que currar y que la competencia existía. Partiendo de esa base no hay decepción por sexo masculino, es decepciones vitales: todo está corrupto, ser honrado no sirve para nada, etc.
ResponderEliminarLa única decepción masculina que recuerdo fue una chiquillada: de crío había idealizado a las mujeres según el esquema romántico de novelas y películas. A los 13 años tuve mi primera novia, que entonces se llamaba "salir con". No era especialmente bruja, una chica normal. Oye, que las tías no respondían a ese ideal romántico, eran seres humanos con todos sus defectos (y sus virtudes, pero ahora no toca hablar de ellos), sus egoísmos, sus hipocresías y sus falsedades.
Pero vaya, que lo asumí y ya está, en plan: "Ah, pues estas, con otro estilo, son como los tíos: las hay malas, peores e hijas de la grandísima puta. Pero los designios del Señor son inescrutables y las dotó de coño, me gustan, qué se le va a hacer..."
Y ya no recuerdo más decepciones genéricamente masculinas.
Me da para un post...pero vamos no es por ser mujer, pero dices verdades como puños. Y la culpa de todo esto quien la tiene? Las mujeres! De ahi que callemos y apechuguemos.
ResponderEliminarMi madre siempre dice "quién sería la hija de puta que se le ocurriría esto de la igualdad y animara a las mujeres a trabajar fuera de casa?" y termina con un "me cago en la igualdad, con lo bien que estaría yo haciendo calceta".
ResponderEliminarQuizá la mujer lo diga porque se levanta a las 5 de la mañana para ir a currar y cuando llega a casa se tiene que poner a limpiar y hacer comidas y cenas y cuando llega el verano y las vacaciones sigue currando en casa igual porque hay que comer para seguir viviendo y porque si no se limpia la casa, la mierda te puede comer a ti. Y eso que ahora 2 hijos estamos fuera y solo tiene que mantener a un hijo y un marido.
Sí, yo creo que lo debe decir por eso...
Te digo la versión de mi padre?
Un hombre que se levanta a las 5 de la mañana para ir a currar y cuando llega a casa se sienta a comer, y luego en el sofá a echarse la siesta. Fin de la historia.
Descla, fíjate que yo recuerdo mis 12-13 años, más o menos, y entonces ya me inculcaban eso de trabajar y, sobre todo, ser "económicamente independiente". Eso en mi casa era obligatorio, aunque fueras mujer, y me parece una buena enseñanza, no digo que no, y he salido de muchos apuros gracias a eso, pero también caí en la trampa, cómo no. El caso es que recuerdo un día que tuvimos que hacer una redacción acerca de lo cómo nos veíamos de mayores, y recuerdo perfectamente, porque lo pensé mucho, que yo dije algo como "seré médico y tendré tres o cuatro hijos, pero empezaré a trabajar cuando ya sean un poco mayores". Qué inocente... El profesor me sacó de mi error y me dijo "si quieres trabajar, tienes que empezar muy joven o será imposible que después lo hagas (en lo que te gusta, claro", "¿y qué hago con los hijos?", fue lo que yo me pregunté, y ahí se quedó la pregunta. Mi estómago ya me decía que algo fallaba en la ecuación, porque es de sentido común, pero creo que ninguna lo queremos ver porque no se trata de una decisión fácil. Al final elijes el mal menor.
ResponderEliminarEn cuanto a vosotros, yo tengo mis teorías, aunque puedo estar totalmente equivocada, me haría falta opinión masculina. Te cuento: En general, yo creo que los hombres se centran a muerte en su carrera profesional, en plan "voy a trabajar mucho, que es ahora cuando puedo ascender". Lo demás, ya sea ocio, pareja, hijos, queda en un segundo plano, y todo el mundo a su alrededor lo entiende. Algo parecido a lo que hacían nuestros padres, pero con el inconveniente de que ellos no se ocupan ni un poquito de sus hijos. Vosotros, sin embargo, tenéis que bañar al niño, hacer la compra, puede que pasar el aspirador. Menos cosas que nosotras, normalmente, pero también tenéis vuestra carga. Y encima tenéis que aguantar a una mujer gruñona que os recrimina que no la ayudáis, cosa que antes no pasaba, porque el hombre llegaba a casa, se ponía el pijama, leía la prensa, y pasaba del sofá a la mesa, de la mesa al sofá, y del sofá a la cama. El paraíso.
Esto parece un post, jeje, pero sigo, que me queda poco. El caso es que llegan los 35-40, más bien los 40, y se pone a pensar en qué ha hecho con su vida, pero la de verdad, no la laboral, y entonces mira de puertas para adentro. ¿Qué tiene en casa? Pues muchas veces ve que tiene una familia con la que no es feliz, y entonces viene el drama, que antes no ocurría, porque los hombres no pensaban tanto en cosas "poco importantes". ¿Qué hacen? Pues cada uno reacciona como puede. Algunos se separan, otros no se atreven y van como alma e pena por la vida, otros se amoldan a esa situación y consiguen llevarlo bastante bien, otros se echan una amante, y a veces una detrás de otra, ... en fin, que hay de todo.
Vamos, que al final estamos todos jodidos, vosotros y nosotras!
Espero tus críticas/aportaciones/loquesea. Un besote!
Cocci, dí que sí, la culpa es nuestra, eso también lo tengo claro. Y la posibilidad de retroceder es cada vez más remota, eso es lo malo. Aunque también, ¿retroceder hasta donde? Qué difícil. Si lo mejor será lo que dice Blue, no pensar y tirar p'alante...
ResponderEliminarTETA, el retrato que haces de tu casa me recuerda a la mía, aunque mi madre no trabaja fuera, por suerte para ella, porque tengo claro que de ser así estaría igual que la tuya. Ahora no vivimos ninguno en casa, y la historia es que mi padre está jubilado, pero ella no se jubilará en la vida. En eso supongo que sí hemos ganado algo, porque los maridos de hoy en día tienen más claro eso de que no le pueden pedir a sus mujeres que lo hagan absolutamente todo, y ahí hay una gran diferencia.
Besos a las dos.
Pues sí, Su. Si bien no puedo decir nada nuevo, sino confirmar lo complicado que es manejar la vida moderna en la que vuestra incorporación conlleva demasiadas trampas, porque se os exige y también os exigís muchas veces en exceso, fuera de todo límite realista. Del desequilibrio de las faenas y la gestión del hogar tampoco se podría añadir más. Cada caso y cada pareja son un mundo, pero el escaqueo de la parte masculina es bastante habitual y a veces la propia exigencia de la mujer lo propicia bien por machismo (deja eso que no sabes), o por inclinación propia del hombre que pasa, por mucho que en las décadas recientes se supone que los principios de igualdad son más familiares...
ResponderEliminarEl ser medianamente feliz en medio de estos fregados o agobios da para otro tema con muchas más ramificaciones.
Mi situación es un poco especial: treinta y tantos, con pareja y sin hijos. Y con un trabajo que me deja mucha libertad horaria y que a veces puedo hacer desde mi casa. Conclusión de mi suegra: "es lógico que te ocupes de la casa, que mi hijo trabaja muchas horas fuera el pobre y tu conciencia no te puede dejar hacer otra cosa" (y juro que esta frase es textual; se me ha quedado grabada para siempre). Frase preferida de mi novio: ¿te ayudo en algo de la casa? Respuesta mía: ¿ayudarme a mí???? ¿Cuando se decidió que en cuestiones caseras yo era la jefa y que lo tuyo era la ayuda?
ResponderEliminarLo único que me salva es que cuando estoy nerviosa me da por limpiar y poner lavadoras... :P.
Un besazo, Su! Y enhorabuena por la entrada: aunque sin hijos, me siento muuuuuuuuy identificada :)
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ResponderEliminaren espera de noticias suyas
saludos y hasta pronto
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Disculpa la molestia y Gracias
Espero verte pronto
Muchisima razon, toda!!!
ResponderEliminarYo, a medida que cumplo años, cada vez entiendo mas a mi madre; y cosas que por años discuti con ella a muerte, ahora mi opinion se acerca mas a la de ella.
Recuerdo aquellos años en que me decia:
"Nena, ese muchacho no te conviene, buscate uno con plata"
Me ponia negra, lo mas suave que le decia era materialista y de ahi en adelante, tremenda discusion, mi argumento se resumia en: " yo quiero ser independiente economicamente y tener un marido por amor, no para que me mantenga"
HOy, por hoy....no se, creo que ella tenia mas razon que yo.
Eso de ser "economicamente independiente" me suena a sinonimo de "esclava de por vida" y lo del marido por amor.....espera....espera que me dio un ataque de risa.....
Tantos cuentos que nos metiron en la cabeza....
Besos.