26 de enero de 2010

Problemas de cobertura

El Mito del Hombre Simple, argumentos a favor (parte 1)

Veamos… Quién no ha oído mil veces eso de “si es que los hombres somos muy simples”. Pues bien, yo me he propuesto rebatir esa teoría. Creo que 42 años de convivencia con hombres me dan cierta autoridad en la materia.
La forma de demostrarlo va a ser rigurosamente científica: enumerando los argumentos a favor de la teoría, y después los argumentos en contra. Al final, haremos balance. Bueno, no es del todo científico, pero puede valer. Vamos allá.

Sí que es cierto que los hombres son un poco primitivos, tienen unos mecanismos internos menos desarrollados que los de las mujeres, y si no, a las pruebas me remito, jeje…
Cuando tienes un marido no debes olvidar que todos, absolutamente todos, vienen con un defecto de fabricación: la pérdida de cobertura a partir de las 9 de la noche, más o menos coincidiendo con el Telediario. ¿Por qué se produce este fenómeno tan extraño? Nadie lo sabe, ya que de pequeños no paran en todo el día, pero partir de los 16 años empiezan a sufrir una mutación genética que se manifiesta claramente a la edad adulta. Veamos cómo se desarrolla este extraño fenómeno.

Imaginemos a un marido al final de su jornada laboral, entre las ocho y las nueve de la noche. Llega a casa, da besitos a la familia, se pone el pijama, y se encamina hacia el salón. Hasta ahí todo normal. Si coge el periódico, buena señal: puede que le queden un par de rayitas de cobertura. Si se asoma por la cocina y te dice “¿en qué te ayudo?”, a lo mejor le quedan tres. Si se desploma en el sofá y agarra el mando de la tele, cuenta con que sólo tiene una rayita, poco más…


Mientras tanto, ¿qué ocurre contigo? Lo normal es que estés haciendo la cena, poniendo el lavavajillas, diciéndole al niño que se duche, …, cualquier cosa menos estar sentada en el sofá. Y si pudieran leernos la mente, nos meterían en un siquiátrico (“que no se me olvide tender la ropa, que ayer se me quedó en la lavadora; mañana tengo que llamar al fontanero, voy a ponerme un aviso en el móvil; ¡huy! ¡Se me olvidaba ponerle a Dani el traje de judo!, voy un momento; a primera hora tengo que revisar el proyecto de Jijona, creo que se me han olvidado las farolas; ¡Joder! ¡Que se me quema la sopa!; no he llamado a la madre de Saúl para decirle que Dani va al cumpleaños; y no le he comprado el regalo, qué desastre; ¿se podrá quedar Dani el viernes con mi madre?; ¡ay, no la he llamado para ver qué le ha dicho el médico!; llevo dos semanas sin ir al gimnasio, se me va a poner el culo blando; ……”). Vamos, que cualquier día nos vamos a cortocircuitar.

Supongamos que ya hemos cenado, acostado a los niños, y nos sentamos en el sofá, ¡por fín! Y claro, en ese momento es cuando se nos ocurre contarle a nuestro marido el día que hemos tenido. ¡ERROR! La rayita esa que le quedaba hace una hora, puede que ahora parpadee, y en ese caso, tu marido te mirará con esa mirada tan característica de marido-a-las-diez-de-la-noche, así como perdida, que te mira de frente, pero sin verte, o sea, que te mira pero no te ve. Hace intentos de conexión, la mitad fallidos. Tú entonces empiezas a imaginarte que estás en el plató de “Hospital Central”, que eres la enfermera de urgencias, o la cirujana, que queda más guay. “¡Lo perdemos, lo perdemos! ¡Carro de paradas! ¡Desfibrilador! ¡5mg de epinefrina (o como se llame eso que les ponen)!”. Él te contesta con monosílabos, con la mirada ausente y la cara seria. “¿Te pasa algo?”. “No, es que estoy cansado”. “Ah! Bueno! Yo también! Como te decía, bla bla bla”. Y la rayita que parpadea. “¿¡Pero me escuchas o no me escuchas!?” Y entonces le quitas el mando y bajas el volumen de la tele, para que no tenga interferencias. Pero ni así.

Esta situación tan trágica, que siempre acaba en desgracia (ya que al marido al final “lo pierdes”), requiere grandes dosis de paciencia y, como diría mi abuela, de picardía. ¿Qué se puede hacer con un marido a partir de las nueve? No mucho :-), pero ahí van algunas ideas:


- Dale vino y ten un rato de sexo (decir una noche de lujuria, sería mucho decir).

- Dile que ponga una película (recuerda que el mando el suyo, por eso no la puedes poner tú), y os apretujáis en el sofá para verla.


Ya está. ¿A que esperabas más, eh? Pues no, creo que no se puede hacer mucho más. Pero bueno, es suficiente, la verdad. A esas horas también nosotras tenemos que desconectar, aunque solo sea parcialmente.


Lo que no debe hacerse nunca jamás es:

- Hablarle de su madre.

- Hablarle de la tuya.

- Hablarle de tu trabajo.

- Hablarle del suyo.

- Hablar de política.

- Hablar de dinero.

- Quejarte de lo fea que te estás poniendo esperando que te consuele y te diga que eso son imaginaciones tuyas.

Pero lo peor, lo peor, lo peor que puedes hacer es discutir, porque tú querrás arreglarlo, y como él ya no tendrá ni cobertura, ni batería, ni ná, te dirá “cariño, estas no son horas de hablar, yo necesito dormir, así que mañana hablamos”, y se meterá en la cama, y lo peor de todo es que se dormirá! ¡Sí, se dormirá, cuando tú tienes la cabeza como un volcán en erupción, y por supuesto, no te puedes dormir!

Y ahora digo yo. ¿A la vista de esto, quién tiene la tara más gorda, ellos o nosotras? Yo la respuesta la tengo clara: nosotras. Esto no se lo esperaba nadie, eh? Jeje.



19 comentarios:

  1. Bueno, de momento vas bien... Las tías estáis locas como cabras! Jeje

    Un abrazo grande!

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  2. Uy, es que el mejor momento para enganchar a tu marido y charlar con él no es cuando está delante de la tele con el mando, que va, ni de lejos!!

    A mi la experiencia me dice que si quieres hablar con él sin que se escape es pillarlo en su momento All-bran.

    Mano de santo, no tiene escapatoria, comprobado al 100%, no le quedan más bolingas que escucharte, quiera o no, le apetezca o no.

    Y si te haces con el rollo de papel y lo dejas fuera de su alcance, mejor.

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  3. Para ser el primero que leo, parece presagiar algo bueno por el estilo y la supuesta experiencia de la escritora Lobezno

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  4. Bueno Su, o yo soy un tío muy raro e incluso llego a pensar preocupado que con un lado femenino muy acentuado (y por extensión, mi mujer el masculino), o tu experiencia acerca de convivencia entre hombres y mujeres, a pesar de tus dos matrimonios y demás historias más o menos duraderas que has tenido es limitada y sesgada y me inclino por lo segundo.

    Te juro, aunque no me creas, que en buena parte de tu relato, te identificaba más conmigo que con mi mujer. Si, si, no te rías, a lo mejor soy rarito o a lo mejor soy un "alien", no lo se, pero en mi casa quien hace el desayuno para todos por la mañana, recoge la cocina del desayuno y pone el lavavajillas por la tarde, ayuda con los deberes, ducha a las niñas, hace sus cenas, las acuesta, hace luego la cena de los dos, recoge la mesa y lucha porque mientras recoges la mesa, el otro no se duerma viendo la tele en el sofá antes de que salga con dos tazas de café expreso descafeinado para compartir (una de las cuales muchas noches se queda intacta y nunca es la mía) ¡¡¡SOY YO!!! Y te juro que soy el marido y por supuesto que soy un tío y mi esposa una tía, o sea matrimonio “hetero clásico” de los únicos que les gustan a los obispos y algunos políticos rancios, que nadie piense otras de las posibilidades que hoy existen (y que a mi me parece bien que existan porque para nada me molestan aunque no las use, que conste).

    Eso si, reconozco que de vestir a las niñas por la mañana (mientras yo hago el desayuno), la lavadora, la secadora, la plancha, la ropa de actividades extraescolares (en mi caso con niñas, gimnasia rítmica en vez de Judo), ... aunque muchas veces también caen en mis dominios por necesidad (especialmente lo de planchar mis camisas), mayoritariamente son terreno de ella, pero es que hay que repartir las cosas un poco ¿no?

    Aún así, creo que en el reparto salgo perdiendo, porque lo de la desconexión nocturna que se la ha quedado ella, yo también lo llevo mal ¿para que nos vamos a engañar?

    Encima, todo esto se junta con mi “supuesta” flexibilidad de horario laboral, y su total inflexibilidad en la materia lo que provoca que siempre que hay un “marrón” familiar (la niña se ha puesto mala, hay reunión con los profes, hay que llevarlas a algún sitio después del cole, hay que ir a un cumpleaños y comprar el regalito, tiene que venir algún chapuzas a arreglar algo a casa en horas de trabajo, etc....) todo eso, íntegramente, es terreno mío en exclusiva, lo cual ya causa cierto “cachondeito” entre mis compañeros y jefes sobre mis obligaciones con mis mujeres: mi jefe, que no está en Alicante sino en la central de la empresa en Barcelona, literalmente habla de “mis líos con mis chicas” y añade una risita cínica cada vez que me llama al móvil porque no estoy en la oficina y se supone que debería estar, que trato de llevar con dignidad y cierta dosis de indiferencia pero sobre todo, procurando cumplir siempre sobradamente mis objetivos profesionales para que eso no se vuelva en mi contra, lo que me cuesta notables sobreesfuerzos laborales que nadie valora.

    Encima, cuando trato de sacar algún hueco para mis aficiones, el tema suele acabar en bronca, por lo que acabo aprovechando sus momentos de desconexión nocturna para ello como ahora, pero eso sí, que no se despierte antes de que acabe porque entonces tengo “regañina” por “abandonarla y dejarla tirada sola en el sofá”.

    Creo que vamos a compartir bastantes experiencias por este Blog y me da que, pese a tus convicciones iniciales, llegaremos a la conclusión de que generalizar, incluso en materia de sexos, no es bueno ni justo muchas veces. A lo mejor es que nadie nos conformamos con lo que tenemos ¿no?

    Besos.

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  5. Ratoncito Pérez, me has conmovido... Casi lloro, te lo juro... En realidad, no sabía si reirme o llorar! :-).
    Cierto, mi visión es parcial, seguro, y como sabrás, tengo también un lado masculino muy marcado. Lo de generalizar, es más por el cachondeo que otra cosa, ya que al final lo que importa es la persona.
    Lo que es seguro es que tratando de ver el lado divertido de la vida, uno puede estar contando "sus desgracias" y acabar echándose unas risas.
    Hasta la próxima!

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  6. hacía tiempo que las lágrimas no me dejaban seguir leyendo... vaya rato he pasado con mis crios revoloteando pensando que había salido loco... jajaja... Esta Susana no hay duad qu es un Crack...

    Esperamos con ansia la tercera entrega..

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  7. Hola, Ventu! Me alegro de que te guste. El reto de este Blog es que les guste tanto a los hombres como a las mujeres, a ver si lo consigo... A mí lo que me divierte mucho es leer los comentarios, esto parece una terapia de grupo :)
    Un abrazo!

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  8. Hola Susana, el blog promete, es muy divertido.
    En mi caso tengo que reconocer que quien se desconecta a las 9, soy yo, me encanta quedarme dormida en el sofá junto a él...aunque reconozco que no queda bonito dormirme mientras me habla, ¿verdad? en contrapartida me vuelvo invisible cuando él ve deporte, sea la hora que sea.

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  9. Hola, Mandarina. Me alegro de que te guste, la intención del blog es pasar un buen rato y quitarle un poco de hierro al día a día, que a veces dramatizamos demasiado con lo que nos pasa, y en realidad no es para tanto.
    Al final lo más importante, tal y como yo lo veo, es estar a gusto con la forma de ser de tu pareja, porque la gente no cambia, por mucho que nos empeñemos a veces. Si que te duermas mientras te habla no le molesta, pues no pasa nada.
    Otra cosa que las parejas se empeñan en hacer muchas veces, es hacerlo todo juntos, y no veo por qué tiene que ser así. A mí me encanta estar en el sofá leyendo, mientras mi marido ve la tele, o está con el ordenador, o lo que le apetezca.
    La verdad es que si cada persona es un mundo, cada pareja más todavía. Lo importante es que a los dos les guste lo que tienen, no?
    Hasta otra! :)

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  10. Como la vida misma, guapa, como la vida misma... es que lo que has escrito no tiene desperdicio. ¿Por qué tardaremos tanto en encontrar al "adecuado" si a la larga todos son iguales...?

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  11. Hola, Leticia! Yo me di cuenta a los 42 ya bien cumplidos, si me descuido sigo buscando, jeje... A lo mejor si me lo hubieran dicho antes, no me lo habría creído, o me habría ahorrado muchos disgustos, no sé... :D

    Un abrazo!

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  12. Me encanta en serio... a seguir leyendo se ha dicho!!
    Saludos

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  13. teologiadeS, este fue mi primer post, le tengo un cariño especial. Algún día lo editaré de nuevo. Me alegra que te guste ;)

    Un beso!

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  14. Por fin!!!! Ya he tenido tiempo de leerlo y por supuesto me ha gustado, si me hubieses visto reir aqui sola en la oficina, cuando he leído en todo lo que pensamos las mujeres mientras hacemos yo que sé qué? es que es totalmente cierto!!! Eso no debe ser sano, verdad? :D

    Mi ex llegaba a desconectarse a cualquier hora, él decia que tenía un don...jajajaja. sí, el de sacarme de quicio, no escuchaba na de na

    Tu blog ya prometía desde el primer día, genial!

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  15. Sieslo, me alegra verte por aquí, y sobre todo que te hayas echado unas risas, que las preocupaciones con risas se lleva mejor ;).

    El don de tu ex creo que también lo tenía el mío, jaja! Con él ni a las 9, ni a las 12, ni en lunes, ni en sábado, jaja! Ahora me río, pero no veas los cabreos que me pillaba yo.

    Muchos besos!

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  16. Lo confieso, estoy completamente enganchado a tu blog. Me lo he leído del tirón y quiero más :-)

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  17. Iván R, me alegro mucho, de verdad. Yo me lo paso muy bien escribiendo y me encanta compartirlo con vosotros. De hecho, lo mejor del blog suelen ser los comentarios :).

    Besos!

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  18. Su, en serio me he reído un montón!! Que grande! me tomaré mi tiempo para leerme todo, jajajaja

    un besazo

    Maggie

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  19. Hola, Maggie! Me alegra que te guste :D. Pero vas a necesitar mucho tiempo, que soy muy rollera!

    Besos!

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